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Opinión | Mirador

El compromiso con la paz

Empieza a entrar ayuda humanitaria a Gaza desde Egipto según el acuerdo de alto al fuego

Empieza a entrar ayuda humanitaria a Gaza desde Egipto según el acuerdo de alto al fuego / Leo Correa / AP

Confieso que soy esa clase de persona que no podría vivir ajena a algún tipo de compromiso con la política. Así es como lo vengo haciendo desde muy joven; de hecho, en la adolescencia ya andaba leyendo y preocupándome por los problemas del mundo como si pudiera hacer algo para arreglarlos. Ahora, lo recuerdo con una suerte de nostalgia autocompasiva. En aquellos años seguí con atención el conflicto en Oriente Medio; fue entonces que comencé a entender como justa la causa del pueblo palestino a la par que desarrollaba cierta simpatía por la figura de Yasser Arafat.

El conflicto entre israelíes y palestinos es de esos grandes problemas enquistados en los capítulos de la historia que no se escriben con tinta sino con sangre. Ayer se firmó en Egipto el ansiado plan de paz sobre Gaza que no devolverá la vida a tantas personas inocentes de una y otra parte, pero evitará que la tragedia humana aumente mientras la política asciende por los peldaños de esa escalera llamada infamia.

Acabo de leer el ensayo recién publicado de Eva Illouz El 8 de octubre. Genealogía de un odio virtuoso. La reputada socióloga, de origen franco-israelí y declarada progresista, siempre ha mostrado contundencia contra la política de Netanyahu y para nada se la puede considerar alineada con el sionismo colonialista. Dicho esto, en el mencionado libro abre la puerta a una reflexión muy crítica, valiente y necesaria, sobre esa parte no mayoritaria pero sí influyente de la izquierda que, tras la masacre del atentado del 7 de octubre de 2023, se mostró indulgente con las atrocidades cometidas por Hamás contra israelíes inocentes. Y me parece una perspectiva importante porque, a veces, la ansiedad polarizadora y populista en la que está instalado el mundo puede llevar a posiciones tan condenables como las que se pretende condenar.

El desafío a partir de ahora es hacer que la paz entre los dos pueblos se perpetúe sin excusas que lo impidan como ha venido sucediendo a lo largo de todos estos años. «La izquierda con la que me sigo identificando ha luchado históricamente contra la barbarie colonial, el abuso de poder y toda forma de desigualdad. Fue la izquierda la que situó la dignidad humana en el centro de las instituciones políticas», dice Illouz. El compromiso con la política también lo es con la paz en toda su amplitud. Solo así caminaremos hacia un mundo mejor.

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