Opinión | Voces
La autocracia devora por dentro a la democracia

La autocracia devora por dentro a la democracia / L-EMV
El mundo sigue buscando chivos expiatorios con monótona regularidad, al tiempo que se aplaude a los profesionales del sacrificio y se señala como sospechosos a los discrepantes.
Camus lo dejó escrito: cuando el desprecio entra en política, prepara el terreno del fascismo.
Los enemigos de la democracia se sirven de ella como la avispa parasitoide, que deposita sus larvas en una oruga para neutralizar su inmunidad y obligarla a seguir caminando al servicio de lo que la devora.
En abril de 1928, en su Diario, Joseph Goebbels explicó por qué los nacionalsocialistas, a pesar de ser un partido antiparlamentario, competirían en las elecciones de mayo, escribiendo: «Entramos al Reichstag para armarnos con las armas de la democracia […]. Si la democracia es tan tonta como para darnos billetes de tren y salarios gratis, ese es su problema. No nos concierne. Cualquier forma de llevar a cabo la revolución nos parece bien».
Como antaño, la disputa política actual es un combate, pero esta vez entre las democracias liberales contra su versión de saldo: las iliberales. La táctica se repite: actores que detestan las reglas se encumbran gracias a ellas y, ya en el poder, estrechan el espacio de la oposición, horadan la prensa y degradan los contrapesos hasta convertir la competición electoral en una apariencia. Es el autoritarismo competitivo, que se alimenta de polarización, posverdad y bulos a domicilio, con las redes sociales como catapulta. Cas Mudde lo sintetizó: deteriorar el debate, sembrar percepciones falsas y erosionar la confianza.
Cuando pierden, impugnan. Si sus fieles asaltan parlamentos, lo llaman patriotismo. No fue casualidad en Washington en 2021 ni en Brasilia en 2023. Entre 2020 y 2024, una de cada cinco elecciones del planeta acabó discutida o protestada, y la participación global ha caído unos diez puntos en quince años. El negacionismo electoral ha dejado de percibirse como una excentricidad porque se ha evidenciado como estrategia.
Quien crea que esto es pura ideología, que siga el dinero. Think tanks y plataformas han tejido una red que financia el marketing de la democracia iliberal; ahí figura Heritage Foundation, activa en Europa y visible en Madrid en 2024–2025. Aunque camuflado con eufemismos, el eslogan es sencillo: menos regularización estatal, más libertad para que los superricos se hagan aún más ricos.
La tendencia es alarmante: casi tres de cada cuatro personas viven ya bajo regímenes con distintos grados de autocratización.
Hubo quien lo declaró en voz alta. En 2014, Viktor Orbán proclamó su Estado iliberal y señaló como referencias a Singapur, Rusia, Turquía y China. Como en Hungría, la erosión democrática no llega por un decreto único, sino por el desprecio sistemático del procedimiento: se cambian los contrapesos por cortafuegos que saltan siempre tarde. No es un ariete contra la puerta, es una lamprea pegada al costado: drena energía cívica sin matar del todo, para seguir alimentándose.
El regreso de Trump a la Casa Blanca —más poder, más experiencia, más rencor— ha dado aún más fuerza a este tsunami autocrático. Sus armas se han desplegado esta vez muy rápido: culto a la personalidad, captura de árbitros, hostilidad a universidades y ciencia. En un reciente mitin ante más de ochocientos mandos militares de Estados Unidos, ha advertido sobre el enemigo interno, es decir, la oposición política.
¿Y cómo se defiende la democracia sin parecerse a sus maltratadores? La tentación de responder con la misma moneda es comprensible. En Alemania, la Justicia avaló en 2024 que los servicios de inteligencia tratasen a AfD como caso sospechoso de extremismo de derechas. En España, el Congreso aprobó el 10/04/2025 una reforma para disolver asociaciones que hagan apología del franquismo (después, Ley Orgánica 3/2025, BOE 27/06/2025), y Cultura prepara el expediente contra la Fundación Franco.
La paradoja de la tolerancia advierte que tolerar a los intolerantes acaba destruyendo a la tolerancia. Pero también es cierto que ilegalizar sin exquisitez democrática degrada lo que pretendíamos proteger. La solución pasa por una mayor calidad democrática: partidos que hagan una política madura, educación cívica efectiva y medios de información plurales, pero, sobre todo, veraces. La clave es deslegitimar a quienes pretenden convertir la democracia en autocracia corroyendo el sistema por dentro, resolviendo al mismo tiempo los problemas reales que instrumentaliza la extrema derecha. Se trata, por tanto, de lamentarse menos, de no recurrir a la épica de la barricada y, sí, en cambio, de gestionar las instituciones con más precisión y pragmatismo.
Conviene recordar la advertencia de Camus: la tiranía totalitaria no se construye sobre las virtudes de los tiranos, sino sobre las omisiones y debilidades de los demócratas. Si el incendio nace de una chispa, más nos vale dejar de mirar solo al pirómano de moda y dedicarnos a limpiar el bosque. Porque la autocracia no llega tocando a la puerta: sus agentes corrosivos ya están actuando dentro, debilitando los cimientos del sistema democrático. Y quienes, indiferentes, piensen encogerse de hombros, harían bien en recordar que, según Dante, los neutrales tienen reservado sitio en el Anteinfierno.
- Un camión pierde la carga de naranjas y provoca un gran atasco en la A-7 a la altura de la Llosa de Ranes
- El asesor de Pradas confirma que una ausencia de la consellera y Argüeso del Cecopi se debía a 'un tema de Presidencia' de la Generalitat
- Un pavoroso incendio en un desguace de motos de Alboraia provoca una gran columna de humo visible desde València
- El arbolado convertirá la plaza del Ayuntamiento en un refugio climático: 'Habrá tres grados menos en verano
- València podría vivir veranos de más de 300 días con picos por encima de los 50 grados
- La Guardia Civil confirma que los hermanastros detenidos por dejar en coma al policía iban a robar palomos deportivos
- A prisión el detenido por machacar a un policía la cabeza con una piedra en Vinalesa
- Un análisis preliminar de la UPV no descarta que sea necesario 'construir adicionalmente una presa en el Poyo
