Opinión | El pulso de España
La España del estupor y los sobres
Los socios de Sánchez aguardan el devenir del caso ‘Koldo-Cerdán-Ábalos’ mientras el juez que lo investiga agita el cotarro parlamentario y descubrimos que el ‘cash’ sigue de moda

El exministro de Transportes, José Luis Ábalos. / EP
Con su permiso, me cuelo una vez más en su lectura para plantear una reflexión sobre estupores particulares y dinero en efectivo en sobres. Vamos a ello. Vivimos unas horas en las que la política casera debate si un juez debe permitirse o no expresar en un auto su “estupor” porque el exministro José Luis Ábalos mantenga todavía su escaño en el Congreso, pese a haber sido repudiado por el partido con el que se presentó a las elecciones y en el que un día lo fue lo casi todo. Ese juez –o sea, un miembro del poder judicial- se permite aconsejarle al Congreso –o sea, al poder legislativo- que cambie sus propias reglas del juego para evitar que parlamentarios imputados (pero aún no juzgados) se escondan detrás de un escaño.
La presidencia de la Cámara, que ocupa Francina Armengol, no se lo ha tomado muy bien y le ha enviado un recado con la filosofía del ‘tú a lo tuyo’. Lo considera intromisión. Otros socialistas han dejado claro que tampoco quieren saber qué tiene o que no tiene estupefacto al magistrado del Supremo Leopoldo Puente, pese a coincidir en que Ábalos debería haber renunciado al escaño, como le sugirió con escaso éxito el PSOE que antaño dirigió desde la todopoderosa secretaría de Organización.
El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, dice compartir el comentado estupor del juez. Es además de los que se apunta a reclamar que Ábalos abandone ya el hemiciclo, sin entrar en si desde el patio judicial debe indicársele el camino a los legisladores, por más que sí critique que el poder ejecutivo de vez en cuando le dé bofetones retóricos a según qué jueces. Sigamos. Sobre la mesa hay más opciones para que el debate coja cuerpo, porque el estupor -¡qué palabra tan rotunda y sonora!- ha dado para mucho: algún que otro socio gubernamental como Compromís aprovecha para demandar que se revise la ley de aforamientos en nuestro país, más sobreprotectora con nuestros políticos y otras figuras institucionales que las de otros Estados de nuestro entorno.
Más sencilla de resolver es a buen seguro la otra cuestión que quería traer a este artículo: ¿tiene sentido en el 2025 que parlamentarios, políticos y personal de los ministerios sigan recibiendo dinero en metálico, en sobres, cuando se les abona los gastos de representación que hayan podido tener ejerciendo su trabajo? En un contexto sin corrupción, puede parecer solo otra señal más de lo anticuada que está una parte de nuestra Administración en plena ‘era de la IA’. Pero la realidad es que ese método ‘vintage’ del reparto de sobres, cuando explota un escándalo como el ‘caso Ábalos-Cerdán-Koldo’ y se investiga, entre otras circunstancias, si hubo o no financiación irregular en un partido como el PSOE (esta es la clave, y no los presupuestos, para saber si Pedro Sánchez podrá aguantar en el poder), lo complica todo. Dificulta la investigación a la hora de seguir la trazabalilidad de los abonos legales y diferenciarlos de ilegales en caso de que los hubiera, que está por ver. Y da una imagen penosa de algunas de nuestras instituciones a estas alturas. O en palabras del ministro Oscar Puente, si así lo prefieren, resulta “poco estético”.
Puente, precisamente, ha admitido en una entrevista en Onda Cero que en varios ministerios, incluido el suyo de Transportes y Movilidad Urbana se realizan pagos en efectivo para adelantar gastos de representación justificados ligados al cargo, que después hay que ajustar. No le gusta el modelo, según ha confesado. "Pagar en efectivo [...] eso se está haciendo en los ministerios. Sí, eso se hace en el Gobierno de España a día de hoy. No es estético. A mí me parece, sinceramente, que en el siglo XXI y en el momento en el que vivimos… no sé cómo calificarlo, pero es lo que hay", dijo.
También es “lo que hay” en el Senado, o en el PSOE o en otros partidos o instituciones. Pero, ¿debería haberlo? ¿No hay que hacer nada por cambiarlo y garantizar una Administración más transparente y segura? Puente sostiene que él lo ha intentado cambiarlo, apostando por el uso de tarjetas de crédito autorizadas. De momento no ha tenido éxito. Del uso de tarjetas que dejen rastro se declara también partidario el vicepresidente del Congreso de los Diputados, Alfonso Rodríguez Gómez, que pese a que en el Parlamento no fluyen esos dichosos sobres para los gastos, se sorprende de que en la otra Cámara, el Senado, siga habiendo ‘cash’ para los gastos porque así lo solicitó en su día un senador.
En esta España de los estupores que abren debates; los aforamientos abusados pero necesarios hasta un cierto punto para garantizar la democracia sin cazas de brujas; los sobres con billetes en los tiempos del dinero de plástico y los políticos y los jueces tirándose sus argumentos y reproches a la cabeza, la instrucción del caso ‘Ábalos, Koldo, Cerdán’ continúa. Los socios de Sánchez permanecen atentos. Les va la vida de la legislatura en ello… mientras tanto Koldo sigue en libertad por decisión del juez estupefacto. Y le pide a los periodistas que le interrogan en la puerta de un juzgado que se comporten. Qué cosas. Qué lecciones.
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