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Opinión

València

Una voz irreconocible

Cabe preguntarse si la migración es un problema de la magnitud que dicen desde la derecha o, por el contrario, todo esto responde al propósito de generar esa percepción

Alberto Núñez Feijóo, durante la presentación de su plan de Inmigración.

Alberto Núñez Feijóo, durante la presentación de su plan de Inmigración. / Toni Albir

Me pregunto si él se considera, de una forma sincera, cuando propone cosas como exigir mayor nivel cultural y lingüístico a las personas migrantes para obtener la nacionalidad española; si de verdad cree que barrios enteros se han convertido en lugares irreconocibles porque residen personas procedentes de otros países; si entiende que, con la legislación actual, la nacionalidad española se regala como si se pudiera obtener a través de una mera solicitud. Y me lo pregunto, porque todo esto es lo que dijo Núñez Feijóo, entre otras perlas, en Barcelona hace unos días con motivo de un acto del Partido Popular para la presentación de un plan ante el fenómeno migratorio. Aunque, en realidad, lo que hizo fue reafirmar y concretar el planteamiento de la declaración de Murcia de finales de septiembre en aquella puesta de largo con los presidentes y presidentas autonómicos.

No hace falta enumerar aquí los requisitos y trámites, nada livianos, que se exigen para obtener la nacionalidad y que desmentirían de un plumazo las palabras del líder de la oposición. Por lo que, todo esto es solo el salto definitivo del PP al populismo, prácticamente, acariciando el marco ideológico de la extrema derecha. Es normal que las emociones formen parte de la comunicación política, sobre todo, como recurso de carácter electoral. Pero aquí, la cuestión es que ha dejado de ser ese tipo de herramienta de campaña para convertirse en el trazo primario de las políticas que plantean, renunciando a la formulación de propuestas a los verdaderos problemas sociales como, por ejemplo, la vivienda. Lo que cabe preguntarse es si la migración es un problema de la magnitud que dicen desde la derecha o, por el contrario, todo esto responde al propósito de generar esa percepción.

Con el añadido de que este posicionamiento político en el espacio emocional e identitario por parte del Partido Popular ha trascendido al instalarse como parte de su discurso autonómico, aunque sea con otras variables. ¿Acaso no va de eso la cruzada contra el valenciano que ha iniciado el Consell aquí en la Comunitat? Llegados a este punto, habría que definir qué es y qué no es lo reconocible. Y no me refiero a los barrios; sino a un partido que, representando a una gran parte de la sociedad, no ha dudado en dimitir de la política para abrazar la demagogia. Hoy, convertidos en una voz irreconocible.

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