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Opinión | Bolos

Director de Levante-EMV

Los ‘reels’ de Pradas

La exconsellera, jurista de formación, sabe que su horizonte judicial no es sencillo

La fotografía del Cecopi durante la tarde del 29 de octubre aportada por Salomé Pradas a la causa.

La fotografía del Cecopi durante la tarde del 29 de octubre aportada por Salomé Pradas a la causa. / Europa Press

La instrucción de la jueza de Catarroja está tan interesante, que ya no se trata solo de los efectos judiciales, sino que revela quienes se sentaban en aquel Consell autodenominado de los “mejores”, para usar la misma etiqueta de Mazón. El episodio, con tintes de tragicomedia, deja al descubierto una forma de ejercer el poder donde la prioridad no siempre parece ser la gestión. Once meses después, hemos sabido que la exconsellera Salomé Pradas contaba con un asesor que la acompañaba a todas partes para subir ‘reels’, esos vídeos cortos y vistosos, destinados a redes sociales. La anécdota podría parecer menor si no fuera porque el personal que sostenía el móvil lo hacía a cuenta del erario público.

El 29 de octubre, en el Cecopi, el ambiente debía ser tenso. No obstante, allí estaba el asesor, grabando y capturando gestos. Las imágenes difundidas estos días muestran incluso a su asesor, Marco P. P., registrando cada movimiento. No hace falta un perito en comunicación no verbal para advertir que, más que atender a la emergencia, la prioridad era salir bien en redes. Sería ingenuo pensar que este fenómeno es exclusivo de este Consell. El narcisismo político es transversal. Lo que distingue a los buenos gobiernos de los mediocres no es que comuniquen, sino si ponen la comunicación al servicio de la ciudadanía o de su propia vanidad.

La exconsellera, jurista de formación, sabe que su horizonte judicial no es sencillo. Cuanto antes ofrezca su colaboración, mejor para ella y para la credibilidad institucional del Consell donde estuvo. Pero más allá del caso individual, Mazón tiene una oportunidad de demostrar que ha entendido la lección. La remodelación que prepara para el 5 de noviembre no debería limitarse a mover nombres; debería marcar un cambio de paradigma. Porque no se trata solo de buscar perfiles más solventes, sino de exigir un mínimo de sentido de lo público. Si, además, aprovecha para prescindir de polarizadores como Rovira, quizá se lo agradezcan incluso sus propios votantes, esos que ya no esconden su descontento. Y, quién sabe, tal vez el Consell de los “mejores” empiece, por fin, a parecerlo.

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