Opinión
Carlota Bustelo, la constituyente

Imagen de archivo de la diputada Carlota Bustelo, del grupo socialista, en el Congreso de los Diputados en 1978. / EFE / EFE
Fue una de las 21 parlamentarias que formaron parte de la legislatura que redactó y aprobó la Constitución de 1978: 330 diputados y 21 diputadas. En el Senado sólo había cuatro senadoras elegidas y dos que formaron parte de los senadores de designación real, un cupo anómalo cuya presencia en la Cámara finalizó con la legislatura constituyente. No hubo razón lógica que condujera a la exclusión de las mujeres de una participación significativa en esta legislatura. Más bien al contrario, la redacción de una Constitución en un Estado en el que, al menos el 50% de la población son mujeres, requería una presencia que no se limitase a lo testimonial, ya que además formaban parte de la militancia, al menos en los partidos políticos de izquierda y también de las asociaciones feministas que demandaban un régimen democrático. Simplemente, ellos querían estar y eran los que decidían quiénes iban a formar parte de las listas. Y así continúan. Aún permanece la ausencia de mujeres en las jefaturas de los Estados, en las fotos de las cumbres del poder…
Esa ausencia nos relega a las mujeres a la condición de objetos, porque las leyes se nos aplican, pero no formamos parte de quienes las redactan y aprueban.
Y tuvo que ser una mujer, en este caso Maria Teresa Fernández de la Vega, la que quiso rescatar del olvido a las parlamentarias de la primera legislatura democrática. Ella misma recuerda una anécdota en el prólogo: “ …en uno de los muchos actos que se celebran con motivo del aniversario de la aprobación de la Constitución, una alumna preguntó entre irónica y sorprendida si la Constitución no tenía más que padres y ni una sola madre… Estas páginas contribuirán a superar una injusticia histórica aunque para la mayoría de los ciudadanos no lo suponga”.
Las profesoras universitarias de Derecho Constitucional, huelga decir que recibimos la propuesta con entusiasmo. Todas explicábamos la Constitución incluyendo también lo que significaba para la igualdad de las mujeres. Y, quizá por ello, fuimos premiadas con este proyecto. No exagero al decir que fue de esas sorpresas bellas que a veces te da la vida y que, sin duda, fue un premio a nuestro empeño por querer y explicar que esa Constitución también era nuestra.
Quisimos conocerlas no sólo por su presencia en el Diario de Sesiones. Y nos encontramos en el Senado, una “sesión” inolvidable para ellas y para nosotras. Alli estuvo Carlota Bustelo. Su presencia en la Cámara fue determinante para defender y que se aprobase reivindicaciones históricas en favor de la igualdad, para que nuestro Estado iniciase el cambio hacia un Estado moderno, democrático y no sexista.
El 5 de diciembre del año pasado las Cortes quisieron, ¡por fin! que sus nombres estuvieran en un cuadro de la Sala del Senado en cuyas paredes habitan ( los retratos ) los Padres de la Constitución. Carlota Bustelo acudió feliz a ese acto de reconocimiento. Era, y da mucha rabia hablar en pasado, una persona extraordinaria que, pese a su sencillez natural, provocaba admiración. Faltan palabras para expresar la fortuna que fue conocerla.
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