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Opinión

La maldita responsabilidad

Felipe González en su documental 'La última llamada'

Felipe González en su documental 'La última llamada' / Movistar+

La última llamada”. Felipe González es el presidente que más tiempo se ha pasado hasta ahora en La Moncloa. Catorce años, setecientas veintiocho semanas, cinco mil días. Como para no tener síndrome. Líder carismático desde sus inicios tras una dimisión audaz en Suresnes, entró en una moción de censura como líder de la oposición y salió convertido en casi presidente, cargo que consiguió en las elecciones del ochenta y dos. Doscientos dos diputados, lo nunca visto. Desde ese momento, es verdad que a Felipe le cambió la cara de repente. Le abrumó el resultado, y de golpe le cayó encima toda la responsabilidad (hay una foto, nada más ser investido, en la división acorazada Brunete que es todo un poema: rígido, serio, tenso, con abrigo hasta el cuello, haciendo honores y rodeado de militares del ejército de entonces). Su misma hija pequeña, María, la más cercana a él y que le ayuda en su fundación, afirma en el capítulo de este documental de Movistar + que su padre ya era raro de serie y se volvió aún más solitario cada año que cumplía de presidente, y que apenas se desahogaba y desconectaba. Prefería pasar la tarde del sábado con un bonsai antes que con seres humanos que no hacían más que plantearle problemas que había que resolver para que España funcionara. El documental chuta, por la intervenciones que aparecen y la forma de contar, aunque hay algún pero: dentro del repaso de acontecimientos, a los GAL se le dedica apenas cinco segundos de imágenes y ninguna pregunta. ¿Fallo del periodista o exigencia del entrevistado?

El Centro”. Juan Diego Botto fue en su momento el elegido para papeles donde encarnaba adolescentes que en su momento fueron exitazos (“Historias del Kronen”, “Martín Hache”) y desde entonces ha seguido en primera línea porque es un magnífico actor y sigue teniendo físico y encanto juvenil. Hasta que en “El Centro” (Movistar +) como responsable último del CNI se le ve grave, avejentado, tristón, cariacontecido. Creíble, porque hace de jefe de agentesa los que manda a sitios de los que sabe que puede que no vuelvan. Y agobiado, porque a veces no sabe por dónde tirar ni qué hacer, ni cómo resolver. Buena serie y a Botto le caen diez años encima. Por responsable.

Mil cosas” (Anagrama). Ya ha salido a la venta el último libro de Juan Tallón, estupendo escritor gallego capaz de cambiar de registro en cada uno de ellos. Librito de ciento veinte páginas que describe cómo es un día en la vida de alguien (que podrías ser tú, o yo, o ella), y que tiene que llevar a su hijo a la guardería, recoger certificados de multas de tráfico, ver el extracto del banco para que no te carguen nada incorrecto, comprar leche desnatada que no queda, atender llamadas de móvil, eliminar el correo spam, sudar mucho y no poder evitarlo, preparar mentalmente la reunión con tu jefe, caer en hacer la transferencia para no estar en descubierto, volver a sudar, atinar con pedir telemáticamente el informe de tu vida laboral por si acaso, preparar un power point, no comer postres dulces, no volver a fumar. Afrontar decepciones, saber que hay cosas que nunca resolverás, responder a lasimpertinencias del imbécil de turno sin estallar. Un día, veinticuatro horas a cien por hora con mil cosas en la cabeza, la mayoríade ellas responsabilidades que solo cesan momentáneamentedurante la noche (y a veces, ni eso) y que se reanudan al día siguiente, con mucha prisa y cada vez con menos pausa. Totalmente recomendable para estresados, amnésicos, insomnes, agonías, ansiosos o tan solo neuróticos (sí, tú también lo eres, y tú, y tú, y...). No estamos solos compañeros, la lucha continúa.

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