Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Opinión

Ochotorena también fue un gran portero

Ha destacado en su faceta como preparador de porteros... pero su carrera como guardameta, internacional y con un Trofeo Zamora, no desmerece

José Manuel Ochotorena.

José Manuel Ochotorena. / E. Press

Era el 1 de abril de 1990. Quien escribe apenas tenía cinco años recién cumplidos. Pero aquella escena se quedó grabada en su retina. Un día lluvioso. Buena parte del césped de Mestalla (por entonces, Luis Casanova) convertido en un barrizal. Los jugadores del Valencia, vestidos por completo de un blanco aderezado con el marrón del fango producto de la intensa entrega del partido. Las gradas, ataviadas con centenares de paraguas de prácticamente todos los colores. Un Valencia dirigido por Víctor Espárrago que, por cierto, luchaba por la segunda plaza con el Barcelona (¡ay, aquellos años!). El rival, un Mallorca que por aquel entonces jugaba de local en un estadio Lluís Sitjar difícilmente penetrable. En aquella escena, con tintes heroicos, emergió la figura de un gigante: José Manuel Ochotorena.

En un duro partido en el que el Valencia logró adelantarse con un gol de cabeza de Carlos Arroyo, que voló sobre la defensa bermellona tras un centro al área de Subirats en una falta lateral, el Mallorca se encontró con un penalti en el último minuto. Ochotorena era la esperanza para retener la victoria. Y se hizo enorme. Se lanzó a su izquierda y logró despejar el duro lanzamiento de García Cortés. El público del Luis Casanova vibró con aquella acción al tiempo que Giner se abalanzaba en un intenso abrazo de celebración sobre ‘Ochoto’, que también recibía las felicitaciones de Bossio, Subirats o Fenoll entre muchos otros compañeros. Poco después, el colegiado Andradas Asurmendi decretaba el final del partido. Los dos puntos (en aquella época las victorias sumaban dos puntos, y no tres) se quedaban en el Cap i Casal, y la afición coreaba y jaleaba el nombre de Ochotorena mientras desfilaba por los diferentes vomitorios de ese mítico estadio que unos cuantos quieren convertir ahora en escombros para ubicar allí oficinas y hoteles.

Y es que Ochotorena no ha sido sólo un entrenador de porteros. Que sí, que ha sido el mejor en esa faceta. Sin él no se entiende la progresión de fenómenos como Cañizares, Palop, Diego Alves o Mamardashvili en el Valencia, ni la resurrección de César Sánchez cuando parecía que llegaba ‘retirado’ del Tottenham y llegó a asombrar en Mestalla con su excelente nivel físico ya rozando los 40 años. Su papel, muy posiblemente, fue clave en el penalti que Casillas detuvo al paraguayo Cardozo… sin el que España no habría ganado el Mundial de 2010. Pero Ochotorena, subcampeón de liga con el Valencia en la 89-90, internacional con la selección española (fue convocado para Italia’90), trofeo Zamora con el Valencia en la 88-89 (desde entonces sólo ha conseguido ese hito en el conjunto valencianista Santiago Cañizares) no solo fue maestro de la portería, sino que fue también un grandísimo portero.

Tracking Pixel Contents