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Opinión | La veleta de papel

Dignidad

Paiporta, 40 horas después del desastre.

Paiporta, 40 horas después del desastre.

Hace un año una enorme masa de agua arrastró a 237 personas, de las 229 eran valencianas. Aquel desastre recordado justamente durante todo el año, puso blanco sobre negro el comportamiento cívico de cada parte afectada. Hubo dignidad en los directamente afectados en sus bienes o vidas de sus seres queridos; en los miles de voluntarios volcados en ayudar como podían; en los ayuntamientos que con sus limitaciones hicieron lo que pudieron; en las fuerzas y cuerpos de seguridad locales y estatales, en el ejército, protección civil, bomberos, médicos, psicólogos, etc. que pusieron cuanto podían para ayudar; en la enorme corriente de solidaridad del resto de España, pero también del mundo. No debió ocurrir el ataque a las autoridades el día 3-N en Paiporta que ensució lo que de verdad importaba.

Hubo y hay indignidad en las autoridades autonómicas que antes que reconocer sus errores los ocultan o endosan. Cobardes que no merecen representar a un pueblo como el nuestro. Es intolerable que las labores de recuperación aún no hayan finalizado y que queden damnificados esperando ayuda.

Indigna y mucho ver cómo se inventan polémicas cuyo único fin es alargar mandatos. Exaspera ver como una parte minoritaria socialmente impone sus objetivos contra la convivencia, la inmigración o nuestra lengua y cultura, solo porque un proyecto de cantante necesita aferrarse a su cargo indecentemente. Disgusta ver como los políticos, sean del color que sean, no llegan a acuerdos ni en lo fundamental, ni siquiera lo intentan. No merece llamarse Molt Honorable quien fue irresponsable el día 29-O del 2024, porqué ensucia el nombre de la alta Institución que representa. Cuando a uno lo pillan con el carrito del helado, se asumen las consecuencias y punto.

Fue una desgracia que ese día Carlos y Maribel fueran a comer a casa Alfredo, un lugar que para muchos es parte de nuestra casa, que no merece que cada día durante un año se lo vincule a un incompetente que aún no ha aclarado que hizo. Por supuesto Alfredo no lo hará, es un gran profesional que atiende exquisitamente a todo el que entra en su casa, donde se come con calidad y sopla el céfiro suave de la belleza amable y discreta.

Con todo mi respeto y solidaridad imagino y comparto lo que sienten los miles de afectados estos días; dolor, recuerdo, esperanza e indignación. Ellos representan la dignidad.

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