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Opinión | Bolos

Director de Levante-EMV

Vilaplana, la colaboradora necesaria

La periodista que ha sido incapaz de dar la cara y solo se expresa a través de portavoces está obligada a decir la verdad en el juzgado de Catarroja

Maribel Vilaplana, en la presentación de un evento en Alcoi.

Maribel Vilaplana, en la presentación de un evento en Alcoi. / Juani Ruz

La periodista Maribel Vilaplana nos ha mentido. Por respeto a los familiares y seres queridos de las víctimas, debe decirnos de una vez por todas la verdad. De lo contrario, pasará a formar parte del grupo de comunicadores que han cruzado la línea roja del periodismo responsable y se dedican, sin pudor, a la desinformación y la difusión de bulos. Si no lo hace, resulta difícil entender cómo podrá seguir impartiendo cursos como experta en comunicación de impacto o presentando eventos de prestigio.

Solo dos personas, una de ellas Vilaplana, saben lo que ocurrió cuando el jefe del Consell no atendía la emergencia en las horas más trágicas de aquel 29 de octubre. Ahora sabemos que, mientras tanto, había personas que se estaban ahogando. Y ella, pese a todo, únicamente ha explicado —y por escrito— que no vio al president preocupado y que no prestó atención a lo que hablaba por teléfono. Además de privarnos de la comunicación no verbal que tanto valora como docente en oratoria, parece subestimar a los cientos de clientes que saben que en los reservados de ese restaurante se escucha todo.

La hoja de ruta de la responsabilidad política de Carlos Mazón está definida, pero Vilaplana continúa, incomprensiblemente, en silencio. Ha sido incapaz de dar la cara y solo se expresa a través de sus portavoces (¡vaya papelón!), como si fuera una celebrity que rehúye a los periodistas —¿todavía compañeros? —, mientras mantiene su cargo de portavoz de un club centenario cuyos aficionados granotas siguen sin entender nada. Su intento de presentarse como víctima también resulta cuestionable, porque las únicas son esas 229 personas, con nombres y apellidos, que perdieron la vida por una alerta errónea y tardía.

Tampoco merece olvido su intento de persuadir a dirigentes de la oposición para evitar ser citada en las comisiones de investigación de las Corts y el Congreso, ya que ha quedado demostrado que ha sido en todo momento cómplice del relato de Mazón. Este lunes tiene una cita en el juzgado de Catarroja, donde está obligada a decir la verdad, esa que ha ocultado deliberadamente durante un año.

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