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Opinión | Bolos

La llamada de censura en espera de Feijóo

Feijóo y Mazón, en un encuentro con alcaldes en València enero de este año.

Feijóo y Mazón, en un encuentro con alcaldes en València enero de este año. / Rober Solsona / E. Press

Mientras Núñez Feijóo decide el día y la hora para plantear la llamada de censura a Mazón, el único que ha percibido el momento oportuno tras el funeral de Estado por la dana es Joan Baldoví. A Compromís se le podrán reprochar muchas cosas, pero sigue con instinto político. La retransmisión televisiva lideró la audiencia, confirmando la empatía colectiva hacia las familias de las víctimas. Las imágenes reflejaron la profunda soledad del president. Todos comprobaron, incluido Feijóo, que la sociedad valenciana solo espera, para cerrar su duelo, la marcha de Mazón. Aunque bastó el autohomenaje que él mismo se rindió antes en el salón más noble del Palau de la Generalitat para evidenciar la deriva del líder del PPCV, que amenaza con arrastrar al principal partido de la Comunitat Valenciana y dejarlo a merced de Vox.

Conviene preguntarse quién representa hoy a la mayoría de la sociedad valenciana, esa que reclama responsabilidades a Mazón ante el silencio de Feijóo y Abascal. Solo así se explica que la secretaria general del PSPV, que lleva un año exigiendo elecciones, se oponga a una moción de censura en las Corts porque no sería ella quien la defendiera. Otro error, pues lo que no se muestra en la sede de la soberanía popular, además de alimentar la antipolítica, dificulta cualquier alternativa. Mientras tanto, la figura de Pilar Bernabé va ganando peso, lo que incrementa la confusión entre los socialistas.

Tácticamente, PSPV y Compromís han deteriorado la imagen pública de Mazón —algo sencillo, por otra parte—, pero estratégicamente no han sabido arrinconar a Vox en la defensa del president. No han sabido aplicar un jaque con dos torres.

En 2003, la mayoría absoluta del PP en el Congreso aprobó la participación de España en la guerra de Irak cuando el CIS mostraba que nueve de cada diez españoles —incluidos muchos votantes populares— se oponían a esa decisión. Aquel error le costó a Aznar una derrota rotunda un año después. Ahora ocurre algo parecido con Mazón, porque mientras la mayoría de sus votantes reclama su dimisión y la asunción de responsabilidades políticas, PP y Vox lo sostienen. Está claro que Feijóo no aprendió aquella lección. Tampoco Morant es Zapatero.

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