Opinión
Suspenso para la formación inicial para el profesorado en España

Jóvenes en un IES de Alfás del Pi / David Revenga
El pasado 7 de octubre se publicaron los resultados nacionales e internacionales del último Informe TALIS (Teaching and Learning International Survey). Este informe, en el que participan más de 50 países de la OCDE, se realiza cada 5 o 6 años y recoge información muy detallada acerca de la profesión docente. En concreto, en España respondieron a un cuestionario más de 17.000 profesores y profesoras, y casi un millar de directores y directoras. Si el archiconocido Informe PISA se centra en el alumnado, el objeto del Informe TALIS es el profesorado.
En este estudio se abordan cuestiones muy diversas: carga de trabajo del profesorado, el problema de la disciplina en las clases, el uso docente de la inteligencia artificial, las causas del estrés en el profesorado, las relaciones de éste con el alumnado y las familias, etc. Un tema esencial tratado en este último informe ha sido el de la valoración del profesorado acerca de la formación inicial que han recibido. El resultado es que somos el segundo país que peores resultados obtiene después de Francia. Son especialmente muy malos en la etapa de educación secundaria, pero tampoco son nada positivos en educación primaria.
A pesar de estos resultados, quiero dejar constancia de que la formación inicial del profesorado en España ha mejorado ostensiblemente desde el curso 2009-2010. En educación primaria se pasó de estudiar una diplomatura de tres años a un grado de cuatro años, mientras que en educación secundaria el futuro profesorado pasó de realizar el Certificado de Aptitud Pedagógica –CAP– a tener que cursar un Máster habilitador de un año para la profesión de formación del profesorado de secundaria. ¿Ha sido suficiente esta mejora? Pues, evidentemente los resultados de TALIS y numerosos estudios académicos evidencian que no. Se necesita mejorar mucho más la formación inicial del futuro profesorado, y especialmente en educación secundaria.
Hay que señalar que el modelo de formación inicial del profesorado en primaria y secundaria es diferente. En la primera de esas etapas se sigue un modelo simultáneo, de forma que el alumnado con 18 años decide que quiere ser maestro/a y cursa un grado de cuatro años en el que se entremezcla formación en las distintas materias del currículum escolar de la etapa junto con formación pedagógica. Sin embargo, para formar al futuro profesorado de secundaria se sigue lo que se llama un modelo consecutivo, de modo que primero estudian el Grado de una especialidad (Matemáticas, Geografía e Historia, etc.) y después cursan el Máster en Profesor/a de Educación Secundaria.
¿Qué modelo es mejor de los dos? No me cabe duda de que el primero, aunque únicamente fuese porque el alumnado del Grado de Maestro/a en Primaria manifiesta desde los 18 años su voluntad decidida y su interés manifiesto en ser docentes. En una reciente investigación en la que participo, y cuyos resultados se publicarán muy pronto, se constata que un 42% del alumnado que se forma en el Máster de Secundaria antes ya ha realizado otros másteres, lo que evidencia que no han tenido un extraordinario interés por ser docentes desde un primer momento. Pero además de esta cuestión que considero fundamental, hay que decir claramente que no se pueden formar extraordinarios profesores de secundaria en un Máster que dura ocho meses, de los cuales más de dos son de prácticas en centros escolares. En educación primaria están cursando el grado cuatro años, y casi un año son prácticas en centros escolares. La diferencia es manifiesta. Cabe recordar que para enganchar al alumnado al aprendizaje de cualquier asignatura no basta con saber mucho de esa materia. Es una condición necesaria, pero nunca suficiente. La formación pedagógica y un extraordinario interés por querer ayudar y acompañar al alumnado son imprescindibles para ser un buen docente.
A pesar de que el modelo de formación inicial en educación primaria es mucho mejor, tampoco los futuros docentes de esta etapa se muestran satisfechos con ella, y tal vez, y así también se expresa en el Informe TALIS, sea por el no óptimo equilibrio entre la teoría y la práctica. No basta con que estudien mucha teoría y hagan prácticas en los centros educativos; se ha de hacer un esfuerzo por parte del profesorado universitario en relacionar y conectar ambas.
Lo que el Informe TALIS delata es que queda mucho por hacer para mejorar la formación inicial del profesorado en España. En la Conferencia de Decanos/as de Educación se está trabajando en los llamados “Libros Blancos” –prácticamente casi ya elaborados-, con la pretensión de sentar las bases para una futura reforma de los estudios universitarios que conducen a la formación inicial de los futuros docentes. Esperemos que sea el pistoletazo de salida para una mejora sustancial de la formación del nuevo profesorado. El alumnado de los centros escolares de Primaria y de Secundaria necesita de los mejores docentes posibles. No olvidemos que el principal pilar de cualquier sistema educativo de calidad es su profesorado.
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