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Opinión

València

Cuando votar humaniza la política

Carlos Mazón ha presentado este lunes su dimisión como presidente de la Generalitat

Carlos Mazón ha presentado este lunes su dimisión como presidente de la Generalitat / EP

Existir. La trágica riada mostró una de las lecciones más duras que puede dar la vida: la de levantarse por la mañana y dirigirse al trabajo, a la escuela o lo que sea que hagas en un día cualquiera sin saber que por la tarde ya no estarás porque te habrás ido con ella; que tus horas de luz estaban contadas y dejaste de ser bajo la crueldad de una inesperada catástrofe natural que invoca a la fragilidad que nos acompaña en este paseo por el mundo. Queda la herida de la pérdida irreparable y queda la amargura de entender que se podría haber actuado con mayor diligencia desde la política y la administración. Y esto último, es el acicate de un dolor añadido difícil de sostener y de reparar.

Comprensión. Faltó empatía desde el Consell de la Generalitat hacia esa herida, agrandándola y ensanchando también su dolor. Se calculó el relato, las justificaciones a lo injustificable y las excusas para cubrir la irresponsabilidad. Faltó esa dimensión ética de la política que otorga a la democracia la singularidad de ser el sistema que salvaguarda los valores más humanos. Faltó un ejercicio de autocrítica sincero dentro de todo el ejecutivo valenciano, porque fallaron de forma colegiada. Faltó una mirada humana.

Humanizar. Es normal que la política se construya como un juego de poder. Tanto la competencia electoral como la discrepancia son lógicas necesarias, inherentes, a los sistemas democráticos. Otra cosa es que su ejercicio a través de la práctica se fundamente de forma exclusiva desde esos parámetros, como en una competición constante. Y si ello se hace a cuenta de una tragedia, solo cabe su censura. Carlos Mazón ha dimitido, pero el último capítulo de su paso por la Presidencia de la Generalitat no se ha terminado de escribir, siendo la irresponsabilidad una vez más la nota definitoria de toda esta vileza. Las luchas internas en el seno del Partido Popular por ocupar este espacio de poder dan cuenta de ello. Ahora es cuando cabe recordar que en política no se puede aceptar la herencia a beneficio de inventario. Quiero decir que, sea quien sea la persona que suceda a Carlos Mazón en la Presidencia arrastrará la memoria de la gran irresponsabilidad política del Consell el 29 de octubre. Votar no solo sería la solución, sino la forma de volver a humanizar la política.

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