Opinión | En el barro
El puzle del PP no encaja
Algo no termina de encajar en el avispero que se ha convertido la sucesión de Mazón. Algo se escapa en este puzle: o faltan o sobran piezas o no son de este tablero

Mazón, Pérez Llorca y Catalá / Ana Jover.
La operación recambio en el Consell me tiene como sobre arenas movedizas. No me quito la sensación de esas casas de espejos que ponen en las ferias de verano, entre el puesto de algodones de azúcar y el inefable de las mazorcas asadas, que a uno le revolvía el estómago. Con la desazón similar ando. Algo no termina de encajar. Algo se escapa en este puzle: o faltan o sobran piezas o no son de este tablero. Me explico (lo intento). Por partes.
1. Pasan las horas y los conductos de la negociación se van encaminando hacia Juanfran Pérez Llorca. Parece que no queda otra opción para Génova. La solución es la más sencilla y directa (se trata del portavoz del PP en las Corts y número dos del partido), pero incluye una paradoja que alguien tendrá que explicar: quien tiene más puntos para ser el recambio de Carlos Mazón es quien el presidente dimitido quería y a pesar de haber indignado a la dirección nacional del PP con un movimiento sorpresivo llamado a desactivar (o al menos reducir) las opciones de María José Catalá.
2. No se trata de Pérez Llorca o elecciones. Se trata del candidato del PP que Vox quiera aceptar. A los populares ni les interesa ni tienen ganas de ir a elecciones. Si fuera así, el expresident, presidente en funciones o lo que sea hoy Carlos Mazón habría disuelto las Corts y se habría buscado una fórmula de mantener el aforamiento, que las había: rocambolescas, pero posibles. Si los valencianos acaban en las urnas a finales de marzo no será porque el PP considere que es lo mejor para la Comunitat Valenciana (que lo es, por salud democrática, después de toda la catástrofe y el caos posterior), sino porque Vox decide que es lo mejor para sus intereses: humillar al PP y aumentar su representación en las Corts.
3. ¿Quién pilota la operación recambio? La dirección valenciana reclama autonomía para decidir y rechaza el dedazo, pero asume que la decisión final (para eso están los estatutos) es de Génova. La dirección de Feijóo se queja de la jugada de los dirigentes valencianos por ir por su cuenta, pero no actúa, ha dejado pasar el tiempo y ahora traslada que la decisión de irse la tomó Mazón solo, justo días antes (vaya por Dios) de que Feijóo le comunicara que no sería el candidato. Me parece que Mazón es el que mejor ha interpretado desde hace tiempo esta tendencia de la cúpula a un inmovilismo conformista.
4. Mazón ha dimitido de presidente pero tiene todas las funciones todavía (salvo la de disolver las Corts) y no se sabe hasta cuándo las tendrá. Y además se mantiene como presidente del PPCV y parece que la idea es que esté así hasta el congreso. Otra paradoja que ayuda a la confusión, como la de si es expresident, presidente en funciones o presidente interino? ¿No sería de sentido común, cuando ya se ha registrado la renuncia, delegar responsabilidades en la vicepresidenta primera y retirarse a un plácido segundo plano? ¿Hasta cuándo se puede mantener Mazón en esta posición difusa?
En toda esta operación hay tres hechos que parecen incuestionables y que complican aún más la madeja en que se ha convertido la sucesión de Mazón:
1. A Feijóo le ha salido un grano en las tierras valencianas. Mazón le dio la sorpresa y le creó un problema en 2023 con su pacto de la servilleta con Vox. Ahora vuelve a ser una aldea gala que activa una operación recambio por su cuenta y riesgo. La delegación valenciana es la mejor expresión de un desconcierto territorial del PP que no es nuevo, sino el de un partido cuyas estructuras autonómicas se han reforzado y crecido (son su espacio de mayor poder institucional hoy) sin un modelo territorial definido y sin que nadie se atreva a entrar en ese avispero con figuras como Isabel Díaz Ayuso.
2. Catalá tiene motivos para estar incómoda e indignada. En la jugada de los últimos días, en la que estaban los tres barones provinciales y Pérez Llorca, y en la que también participó el propio Mazón, como cuenta hoy este diario, la alcaldesa de València aparece como la política incapaz de aunar a todo el PP de la Comunitat Valenciana.
3. Pérez Llorca y Vicent Mompó, dos alcaldes de pequeños pueblos, han firmado tácitamente una joint venture para favorecer sus intereses mutuos, aunque los del dirigente provincial de Valencia son huevos en una cesta que a saber si cuando llegue el momento han caducado.
Pasan las horas y, en lugar de ganar la claridad, la confusión resiste. Lo dicho: hay piezas en este puzle que no encajan.
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