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Semillas de esperanza en Portugal

Semillas de esperanza en Portugal

Los jóvenes pelotaris valencianos, en las selecciones sub 19, sub 17 y sub 15, en categorías masculina y femenina, participarán en el Europeo de Jóvenes que este año se disputa en la localidad portuguesa de Moita, a unos 25 kilómetros de Lisboa, la última semana de julio. Se trata de una de las citas más esperadas por las nuevas promesas del juego de pelota en aquellas regiones europeas donde ha logrado sobrevivir este deporte frente a la arrolladora presencia mediática de otras manifestaciones. El torneo, acorde con la filosofía de «Unir en la Diversidad» que guía los principios de la Confederación Internacional, permitirá recuperar y mostrar al mundo pelotístico la tradicional pelota portuguesa, perdida en el túnel de la historia y que ahora, gracias al impulso desarrollado desde Moita, se intenta recuperar.

Las autoridades deportivas y civiles de Portugal quieren recuperar una parte de su identidad deportiva, aquella que en localidades cercanas al viejo reino de Castilla, tierras recorridas por el Duero, mantuvieron este deporte hasta finales de los años 70 y principios de los años 80. Muchos viejos recuerdan los duelos interlocales que levantaban pasiones entre los jóvenes de la época. Algunos levantaron muros específicos para su práctica; otros, como el caso de Freixo Espada, último pueblo portugués por la ruta fluvial del Duero antes de penetrar en tierras salmantinas y zamoranas, han conseguido mantenerlo hasta hoy, practicado sobre el muro de la iglesia. La tarea recuperadora sólo puede considerarse como heroica y destaca la persona de Andre Pagaime, un verdadero titán en este empeño de rescatar del olvido una tradición lúdico deportiva de las regiones del norte y este de Portugal para mostrarla a la Europa pelotística.

Así pues, junto a las tradicionales modalidades de Llargues, Internacional y One Wall, los jóvenes y las jóvenes valencianas pelotaris descubrirán las características específicas de la pelota portuguesa, sobre un muro, con pelota artesanal de cuero, y colaborarán en su recuperación, cumpliendo con una misión que va más allá del deporte: plantar semillas de esperanza para un juego que unió a los pueblos del viejo Imperio Romano. Junto a los valencianos acompañarán en la tarea, los vascos, los picardos, los frisones, los valones y flamencos, los ligures y transpadanos, que en todos estos pueblos del viejo Imperio se ha podido mantener esta tradición.

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