Con todas las dificultades imaginables el juego a largo renace en tierras euskaldunas. Lo hace con los recelos que siempre provoca toda iniciativa que pueda suponer una competencia a lo establecido. El juego de Perkain, el de Simón de Arraioz, el que enfrentaba a pueblos de los dos lados de los Pirineos, desafíos en los que se cruzaban apuestas que costaban fortunas; ese juego que ya sólo se sostenía a duras penas en los valles navarros de Baztán y Malerreka; el mismo que abarrotaba las calles valencianas según cuentan los cronistas de prensa del XIX, tendrá un reconocimiento especial el domingo dia 19 de mayo en la plaza de Santesteban (Navarra) pues allí se procederá en acto público a la Declaración del Laxoa como Bien de Interés Cultural, según acuerdo del Gobierno Foral de Navarra. Además de la Liga de Laxoa, en el territorio de los vascos se consolida la Lliga de Bote Luzea, con equipos de todas las provincias vascas. Esta competición ha permitido la presencia de la selección de Euskadi, con bandera propia, en las competiciones internacionales de la CIJB. También la de sus clubes campeones en la Copa de Europa de Clubes Campeones de Llargues.
¿Y en València? ¿Qué se hace en tierras valencianas para sostener y promocionar el Juego a Largo que nos une con vascos, ligures, piamonteses, flamencos, valones y frisones; el mismo que se sostiene en tierras mixtecas o tarascas, en las montañas andinas de Ecuador y Colombia? Pues en València se prepara una nueva iniciativa de la Federació para exponer la unidad y la fuerza de los clubes, sobre los que se vertebra el conjunto de este deporte. Ya se ha trazado la hoja de ruta que concluirá con una jornada de exaltación. Inspirados en el desafío de Benifaió de diciembre de 1849, a galotxa, que enfrentó a los mejores del norte del Xúquer contra los mejores del sur, se prepara para la próxima temporada el encuentro entre las dos mejores selecciones de los que juegan el Trofeo Corte Inglés y de los que lo hacen en la Lliga de Llargues. Un desafío generosamente promocionado que espera convertirse en una de las citas del año y que concluiría con un almuerzo en el que participarían representación de los clubes valencianos. Faltan concretar detalles pero hay un decidido propósito de consolidar esta idea vertebradora.
Iniciativas en el ámbito vasco y en el valenciano que, cabe suponer, acabarán confluyendo en un encuentro estable entre los campeones de Bote Luzea de las tierras euskaldunas y de las valencianas. Las federaciones vasca y valenciana ya han valorado esta posibilidad que supondría, de hecho, rememorar los famosos desafíos que cuenta la historia: el del 2 de septiembre de 1755 en Cartagena, presidido por las autoridades de La Marina de la época o el del celebrado ante el rey Fernando VII en Madrid, en 1821 entre los mejores vascos y valencianos. Esa declaración del pueblo navarro hacia una de sus más antiguas modalidades tiene toda la consistencia argumental y es el ejemplo de respeto a una tradición que ha sabido conservarse a lo largo de los siglos y que sigue luchando por ganar el futuro.
