Se juega esta tarde en Godelleta la segunda de las semifinales de la quincuagésimo segunda edición del torneo Moscatel de Galotxa. Lo hacen las formaciones de Ovocity El Marquesat y de Lanzadera Montserrat, dos de los clásicos, de los grandes, de los pioneros en aquellos años en que brotaban los tallos de un nuevo tiempo en este deporte. Hablamos de hace medio siglo. Godelleta, Alfarp y Montserrat, tres pueblos que interpretaron con melódica pasión la partitura que algunos viejos maestros dejaron escrita para levantar los espíritus decaídos, sometidos por la uniformidad despersonalizadora. Gentes que se empeñaron y consiguieron en la calle El Mesón, en la Calle de la Iglesia o en la de Sociedad de Montes, que la pelota de vaqueta fuera el instrumento que brillara en los más bellos acordes pensados para salvar el alma de los pueblos, aletargada por el peso de la cultura impuesta, y del menosprecio a lo propio. Alma de los pueblos deslumbrada por la mentira del materialismo televisado.
Godelleta comenta y disfruta de su Unión Musical, una obra magna en un pequeño pueblo, que presume legítimamente de tener a casi la totalidad de sus jóvenes de ambos sexos enganchados a la cultura de la música clásica. Cada 14 de agosto, ofrece a los visitantes un magno concierto que congrega a cientos de personas y prestigiosos personajes del mundo de la cultura musical. Este año ha sido artista invitado Pepe Sánchez Lianes, uno de los grandes en la composición, interpretación y dirección. El hombre, que ha trabajado con Bárbara Streisand, Diana Ross, Miguel Rios o Joan Manuel Serrat, entre otras figuras, quedó atrapado por el clima de silencio cívico y respetuoso durante el concierto que ofreció y que resultó un éxito que no se recuerda. Pidió a los políticos que cuiden la música, porque es una fuente de formación de generaciones amantes de la paz y de la solidaridad. También fue protagonista en este concierto el músico y compositor, Vicente Llorens, de Alfarp, el hombre que dirige desde todos los poros de su alma. Alguien recordó que aunque hay rivalidad en la pelota entre estos dos pueblos, esta noche se unían por medio de la música.
Y el cronista que mira y observa y reflexiona, piensa que los pueblos protagonistas de esta tarde, Godelleta como sede, Alfarp y Montserrat, están unidos por su amor al Joc de Pilota y a la Música. Y siente una punzada de emoción al pensar que más de cincuenta años después, siguen fieles a estas dos tradiciones valencianas. Y ahonda en sus pensamientos y concluye que sólo desde los sentimientos de la ruralidad y del amor que busca la savia de las raíces para vivir, puede prevalecer la cultura que identifica, la que hace vibrar las entrañas con la melodía que nace de las teclas de un piano en la insuperable interpretación de Pepe Sánchez, con la hermosura de las flautas, oboes y cornos en los más bellos pasajes de la Carmen de Bizet o con las coplas que recuerdan la poesía de Lorca, o el elegante golpe del pelotari valenciano.
Músíca y Pilota en el trofeo Moscatel. Dos expresiones del alma valenciana que se manifiestan en plenitud en este pueblo valenciano del interior, que exprime lo mejor de cada lado de sus fronteras para amar lo propio desde el lenguaje de lo universal. La valencianidad del juego que se canta e interpreta en la lengua del Genovés, y música que se expresa en lengua universal. La partida de esta tarde, entre jóvenes de los campeones del Trofeo El Corte Inglés y del Edicom, es la viva expresión de ese deseo de pervivencia de lo sentimental y de resistencia ante el atropello de la uniformidad que entumece, aletarga y mata. Los chavales, merecen el calor humano, la presencia, el apoyo de los que siguen creyendo que vale la pena preservar la poesía.
