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Va de bo !

Vuelve la poesía a Pelayo

Soro III, durante una partida en Pelayo. levante-emv

Largo ha sido el verano para los aficionados que gustan de acudir a Pelayo la tarde de los sábados. Hoy acaba la sequía de partidas en el cap i cassal con un cartel de campanillas que enfrenta a Soro III y Raúl contra Puchol II y Tomás II en la Copa Caixa Popular. Cuatro primeros espadas que no hieren, ni matan ni maltratan para iniciar una temporada que quiere ser novedosa porque, según nos dicen, la Fundación reservará las mejores partidas para el trinquet de la capital en un intento de recuperar la vieja tradición de prestigiar la «partida del dissabte». De momento se anuncia para el 21 de septiembre un festival solidario a favor de la ONG Adelante Africa que no puede ser más revolucionario: Moltó, el campeón de raspall, se pasa a la escala i corda para enfrentarse junto a Félix a Puchol II, que estará acompañado de Seve, una de las figuras del Raspall. No habrá «feridors» y el saque será libre para cada resto. Así es que, «el que més puga pa d'ell». Auguramos un llenazo el día 21, pues este tipo de partidas son las que reclaman la atención de los aficionados al romper la monotonía del día a día y de la hiperinflación de torneos repetitivos. Vuelve a Pelayo la actividad con el mejor de los espectáculos de la pelota valenciana. Vuelven sus renovadas paredes y losas a sentir la caricia de la pilota en manos de los artistas del deporte valenciano. Allí, entre las paredes, pocas cosas pueden cambiar desde que en tiempos de Isabel II se inaugurase esta instalación. Vuelve el sobaquillo en la elegancia de Puchol, como en su día lo tenía el Fusteret de la Llosa o Tonín el Rovellet; la voleas junto a la cuerda de Tomás de Xaló, que recuerdan al legendario Xato de Museros o el «sargento» Gómez; vuelve la sabiduría de Raúl de Godelleta, que para y templa, busca y remata como los hicieron Mora de Moncada, o el Gat, o el mismísimo Xatet de Carlet; vuelve la poderosa pegada en el resto de Soro III, digno sucesor de su tío Batiste y campeón indiscutible de la última década.

Como en el poema de Bécquer, volverán esas oscuras y alegres golondrinas a revolotear por las paredes para dibujar voleas, carxots, rebots, esquerraes y caigudes d' escala? en la enciclopedia del arte que es nuestro juego de pelota. Volverán las ovaciones que brotan de manos emocionadas por el pincel de los artistas que juegan, compiten y se hablan como le hablan a sus madres. Volverán las gorras al viento, lágrimas vivas de alegría; quizás vuelva el corazón de los aficionados de su largo sueño a despertar pero la parra donde tertuliaban pelotaris y banderilleros; cantaores y catedráticos; las tertulias en las sillas de boga entre humos y toses de lucha clandestina; el último refugio de libertad donde el pajillero y el proxeneta podían sentirse tan dignos de trato como el juez que ocupaba la silla de al lado, siempre y cuando «se'ls jugaren», desengáñense, ese Pelayo, no volverá.

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