Monticiano es un pueblo de La Toscana que en su larga historia nunca ha vivido un acontecimiento deportivo de este nivel. Cientos de personas llegadas de diversos territorios europeos rinden culto al juego de pelota, con las semifinales y final da Champions de Llargues, rinde culto a un deporte que practicó el padre de Santa Caterina de Siena nacido en la misma calle en la que chavales llegados de las entrañas de los pueblos de La Marina se han dejado el alma para que la pelota mire, desde las alturas, el campanario que en toda partida de Llargues ocupará el privilegiado lugar presidencial también en Monticiano
Afirmó el alcalde en el discurso inaugural que la «Palla» es mucho mas que un deporte porque es herencia de los antepasados. Sólo así se entienden las emociones que brotaron espontáneas en los ojos cuando en ese mismo acto los viejos pelotaris toscanos recibieron el reconocimiento por su trabajo de albaceas. Allí, escoltando a los equipos llegados de La Picardia, la Valonia, Flandes, Euskal Herria, y Valencia, niños y niñas comprobaron que hay manifestaciones que están obligados a preservar. Y ayer en la calle que miran los ojos del soldado que recuerda a los caidos italianos en las dos guerras mundiales el juego de Pelota volvió a cumplir con su destino de unir en la diversidad.
Y fue un dia grande para los clubes valencianos. Accedieron a las semifinales los clubes de Benidorm para derrotar la legendario equipo de Kerksken por 6/3. La final europea fue entre Parcent y Benidorm con triunfo de los primeros por 6-3.
