Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jesús Cortell y el circuit de llargues

El saque a Llargues del vasco Gaizka. levante-emv

el juego a Llargues, precioso nombre valenciano con el que se le conoce en todo el mundo pelotístico, ha vivido recientemente su novena Copa de Europa de clubes, con el éxito valenciano de ver en la final a las formaciones de Parcent, campeona, y Benidorm, subcampeona.

Allí, en unos pueblecitos de La Toscana italiana, patria de poetas y pensadores, de pintores y creadores, las pelotas de badana que elabora un artesano local se cuelgan en los tejados y las gentes miran las partidas sentados en los portales de sus casas. En las mismas viejas sillas heredadas de los abuelos, en los balcones y ventanas, en las aceras, empujando para ganar una raya, animando en la cercanía al héroe local frente al del pueblo vecino. El deporte en plena calle funde emociones de espectadores y jugadores, siendo todos unos en la singularidad de un juego anudado a las almas de las gentes que han sabido conservarlo.

Allí en Italia, en la Lombardia o el Venetto, se descubren nuevos refugios donde se conserva, y todos ellos coinciden en trabajar por su condición de Bien de Interés Cultural. Se recupera también en las tierras vascas de ambos lados de los Pirineos, siendo los pelotaris vizcaínos los campeones del torneo vasco del juego que ellos denominan Bote Luzea.

¿Somos los dignos herederos de los juegos greco-romanos de la Urania o la Feninde? ¿Se perdió el juego en la Edad Media? ¿Lo recuperaron los francos? Lo que sabemos es que en el Renacimiento Antonio Scaino ya nos explicaba su complicada reglamentación. Y que ese deporte, juego, se fusionó con los precolombinos. Cuando nos referimos a esta especialidad de la pelota no hablamos sólo de deporte, estamos adentrados en el terreno de bien cultural. Y ese es un valor que, me perdonarán los mercantilistas, no tiene precio de tanto como vale.

Hace unos días despedíamos a Jesús Cortell, maestro y enamorado de este deporte. Dedicó su vida a impulsarlo, a hacer pedagogía del juego que conservan los mixtecos y tarascos mexicanos; los pastusos de Colombia o los pueblos de la sabana venezolana. Fue uno de los principales impulsores de la Lliga que siempre patrocinó la Diputació de Alacant. Con su hermano Paco, siempre de la mano, formaron una pareja sin la cual todo este movimiento de recuperación y expansión probablemente no hubiera sido posible.

Por eso hoy, el alma de Jesús Cortell se llenará de gozo en el inicio de la cuarta edición del Circuito La Bolata. Una marca valenciana multinacional apuesta por el deporte ancestral de los pueblos de la Marina. Hoy visitan la pequeña localidad de Alcalalí las seis formaciones que disputan esta edición: Murla, Benidorm, Sella, Parcent, Relleu y Xixona. Una jornada festiva desde primeras horas de la mañana hasta la caída de la tarde disfrutando de los saques y de los restos. Espectáculo y competición que continuará las próximas semanas en más localidades de la comarca: Ràfol d'Almúnia, Gata de Gorgos, Mutxamel, Xaló, Relleu y Orba, sede de la gran final.

Por si no fuera suficiente con su historia de jugadores legendarios que recogieron los primeros cronistas de este deporte en la prensa del XIX; por si no fuera poco haber sido el deporte pintado por Bru o esculpido por Pinazo, hoy es una modalidad internacional que disputa campeonatos de selecciones nacionales en pueblos de Europa y América y consolida campeonatos europeos de clubes.

El inicio de este nuevo Circuito es una prueba más de su sana vitalidad y de empeño en continuar su camino secular. Tranquilo Jesús. Ya ves que hay gentes que han recogido tu testigo. Ahí tienes a Vicent Molines, maestro como tú, para continuar la grandeza de tu obra.

Compartir el artículo

stats