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Obligada gratitud al mundo fallero

Obligada gratitud al mundo fallero

Pelayo se llenó ayer de caras nuevas. Se llenó de gentes que acudían para animar a los pelotaris de su falla. Se llenó de sentido de pertenencia, de identidad. Se llenó de niños que tras la final imitaban a sus mayores peloteando contra las murallas. Para los ojos de cualquier enamorado de este deporte, esos niños y niñas que peloteaban con ansiedad representan el espejo del éxito de aquella iniciativa nacida en el año 1996.

Muchas de esos nuevos espectadores preguntaban dudas sobre el reglamento pero aplaudían la dificultad de un rebote bien jugado por Adrián Benito o las voleas de Aucejo, dos pelotaris que hace años se anunciaban de blanco en estas mismas paredes. Ayer lo hicieron en saragûells. Los de Mercado de Castilla volvieron a ganar (50 a 35) y lo celebraron con una ovación que no quería acabar. Y con exquisita deportividad y respeto a los rivales porque les une el amor a la fiesta y al espíritu fallero.

El máximo torneo culminaba con la final que enfrentaba a las comisiones de Mercado de Castilla, al oeste de la ciudad, junto a la Avenida del Cid, barrio popular, nacido de gentes inmigrantes de los años sesenta y setenta€y de una comisión del poblado marítimo de Nazaret, a la vera del Mediterráneo, también de gentes humildes y sencillas. Les une su respeto a las tradiciones valencianas y apuestan por ellas. No declaman ni teorizan€ trabajan y se divierten con el Joc de Pilota. La Junta Central Fallera, en los tiempos de Josep Giralt, impulsó este torneo que desde sus inicios contó con el mecenazgo de José Luis López, que hoy sigue fiel a su compromiso. Entonces recuperó la presencia de este deporte en las calles de la ciudad, territorio absolutamente perdido, reservado para los amantes de las hemerotecas. Plazas y calles se cortaron al tráfico para convertirlas en lo que fueron antes de los automóviles€Aquello duró lo que la paciencia de unos y otros podía soportar pero puso en evidencia la absoluta necesidad de instalaciones para este deporte. En aquellos inicios la Plaza del Ayuntamiento se llenaba de pelota valenciana en su final, en una fiesta inolvidable, en una fiesta como sólo el mundo fallero es capaz de organizar, abierta a los turistas, al público desconocido.

Llevamos más de un cuarto de siglo de promesas incumplidas. Los falleros siguen cultivando aquella ilusión en cuarenta y seis comisiones de la ciudad y otras muchas en diversas comarcas del territorio valenciano. Juegan donde pueden: en calles, canchas y trinquetes. Es un movimiento que apenas ha merecido reconocimientos cuando nadie como ellos fue capaz, nunca, de recuperar la pilota en barrios populares de la capital, desde Russafa, a Natzaret, desde Olivereta a Benicalap, Zaidía, Orriols, Marxalenes€ Juan Contreras es el alma, la persona que se desvive por mejorar, por atender a todos. La delegación de deportes se vuelca en un trabajo apasionante que merecería al menos una nota de prensa, unas citas en radio y unos segundos, aunque sólo fueran unos segundos, en la televisión pública valenciana. Si ayer descubrieron este deporte nuevas gentes que nunca habían entrado en Pelayo, en la historia este juego, hay que agradecerlo al mundo de las fallas.

Venció en el torneo infantil la falla Humanista Mariner, porque también hay torneo para los más pequeños. Por eso, porque son muchos y fieles, porque son valientes defensores de lo que significa recuperar esta tradición, estuvo la fallera mayor, Consuelo Llobet, acompañada de su corte de honor€Quiso estar con los suyos, y los suyos se lo agradecieron con ese profundo respeto a lo que significa el Joc de Pilota en su templo más sagrado. Mientras los vencedores se abrazaban con sus seguidores, se fotografiaban unidos con los vencidos, los niños llenaban de renovada ilusión con cert3eros golpes a la badana las centenarias murallas de la catedral de este deporte. ¿Merecen o no merecen atenciones?

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