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Va de bo !

De la Grecia Antigua a Nueva York

Canchas de pelota a mano en Nueva York. levante-emv

El juego de pelota, citado por clásicos historiadores, pertenece a culturas diversas, en diversas modalidades. En el Museo del Louvre encontramos una pelota del antiguo Egipto aunque no sabemos ni por aproximación las reglas del juego. Las primeras referencias visuales, más o menos aclaradoras, pertenecen al relieve encontrado en 1926 en las murallas de Atenas, y al que se le atribuye una antigüedad que remontamos a seis siglos antes de Cristo. Algunos la identifican como el juego de pelota celeste o urania; otros como la feninde. Es el máximo trofeo de la Pilota Valenciana porque la posición de los jugadores, parecen indicar una partida a Llargues. En la feninde griega, según alguno de los estudiosos de los juegos griegos se lanzaba la pelota y si no se devolvía al aire o primer bote se marcaba una raya en el punto más alejado del saque donde había parado. Estamos pues ante el antecesor lejano del juego a Llargues, del recuperado Bote Luzea vasco y de los juegos holandeses, picardos, e italianos. También de los juegos actuales de la pelota mixteca, la pelota tarasca, la chaza colombiana y la pelota de guante o pelota nacional ecuatoriana.

Los vascos llenaron de plazas de juego a Largo Buenos Aires. Ya existían estos terrenos de juego de lo que hoy se denomina Rebote a principios del siglo XIX, con planos incluidos. Después, como pasó en España, y gracias sobre todo a la pelota de caucho se impuso poco a poco el juego contra pared, llamado ble, o frontón. Los mexicanos disfrutan con los Rebotes, muros de una pared que se levantan en almacenes o al aire libre y donde se establecen apasionantes desafíos casi siempre cargados de apuestas.

La pelota anterior a la colonización poco o nada tiene que ver con la antigua feninde griega. Los juegos de pelota mesoamericanos eran diversos pero el tanteo complejo, por quinces y rayas parece de origen europeo. Las pelotas y los implementos, son autóctonos, y en México lo consideran juegos prehispánico. No es descabellado pensar que la mayoría de frailes vascos y navarros al mismo tiempo que evangelizaban enseñarían a jugar de la manera que jugaban en sus pueblos de origen.

Y en Nueva York, la pelota a mano llegó a mediados del siglo XIX de la mano de irlandeses, en espacios cerrados de cuatro paredes, con pelotas de cuero, que resistieron hasta hace unos pocos lustros. En la primera expedición valenciana a tierras irlandesas, en 1996, los pelotaris valencianos impresionaron a los locales con dicha pelota. Los golpes, el estilo, la técnica, eran idénticas en los pelotaris irlandeses y en jugadores como Cervera, Pigat o Puchol, que llegó a ganar un torneo oficial en Irlanda. Personajes populares del cine se han dejado ver y han mostrado su afición por este deporte.

Ahora, con más de mil canchas de juego en Nueva York, la pelota a mano norteamericana apuesta por incorporarse a la CIJB y aspira a poder participar en el próximo Mundial de Bélgica en la modalidad de One Wall. Sin duda serán uno de los grandes favoritos, como lo son los mexicanos. Muchos pelotaris latinos se han integrado en la pelota a mano norteamericana, extendida desde California a Nueva York y La Florida. En Dallas, la capital de Texas, no faltan los mejores desafíos con los nombres míticos de la pelota a mano: Isai Alvarado, El Matador, es uno de los grandes junto con Timbo González, que tuvo oportunidad de jugar contra Puchol II en un desafío en el que el pelotari de Vinalesa apenas pudo ofrecer resistencia en una modalidad ajena a su día a día.

El juego que según Homero inventó Nausicaa; el que cita Platón en «Viaje del joven Anacarsi», el alabado por el médico Galeno, aquel del médico Herófilo que tuvo el honor de que le alzaran una estatua al pie de la cual aparece una pelota; el mismo del que cuentan de Julio César que fue un destacado pelotari. Aquellos juegos pueden tener relación cercana o lejana con el actual que se practica en Nueva York masivamente, o se cultiva con esmero en las regiones de la Sierra Madre o de la cordillera andina pero es evidente que hay un denominador común: pertenece al acerbo cultural de sus respectivos pueblos. Y se unirán en sana competencia mundial en Bélgica. En su emblemática Gran Place se celebrará la ceremonia de apertura.

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