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Adiós a Gollart, un grande de la Galotxa

Adiós a Gollart, un grande de la Galotxa

De la noche a la mañana, después de años de olvido, apareció un equipo de pelotaris en Benavites, un pequeño pueblo de Les Valls, cercano a Sagunt, que se abrazaba a Quart, Quartell, Benifairó y Faura. Era en el año 1980 cuando se consolidaba la recuperación de la Galotxa en tantos pueblos. Héctor, Gollart y Soriano, con Ramonet y Daniel ( padre del extraordinario Dani, número uno de los mitgers tras Sarasol II y Grau) se comprometieron a escribir una bella historia para unir los sentimientos de identidad del pueblo en el que habían nacido. Allí destacaba un zurdo escuálido, con una muñeca de oro que lanzaba la pelota a distancias pocas veces vistas desde los lejanos tiempos de Albalat, Ruiz o Peris. Era el «galotxer»por excelencia, el más determinante; el que nunca fallaba. Allí, en aquel equipo estaba la seguridad y templanza de Héctor, la majestuosidad de Gollart y la impetuosidad de Soriano, que acumulaba miradas, genios, aplausos y determinación. Era el equipo perfecto que en el año 1981 en la calle Sociedad de Montes de Alfarp se proclamaba campeón tras derrotar a Godelleta. Lo volvió a conseguir en la calle de Godelleta frente a Montserrat en el año 1982, la primera de las partidas retransmitidas en directo por la cadena SER, en la primera edición patrocinada por El Corte Inglés. Aquel día Benavites se quedó desierto pues varios autobuses trasladaron el pueblo entero a disfrutar de un triunfo frente al legendario equipo de Montserrat con Rafa Ortiz, Marcial y Amador. Benavites volvió a estar en la final de Silla que perdió ante Picassent y en la de Massalfassar que perdió ante el equipo de los «més pinxo», como proclamaba a los vientos el gran Federico de Sollana entre locuras de entusiasmo. Benavites volvió a recuperar el título en el año 1988 frente a Beniparrell en Godelleta y cuando venció a Llombai en la cancha de Massalfassar en 1991.Fue el último año. Cuatro títulos, nada más y nada menos. Nunca faltó Gollart en todas esas citas. Siempre fue fiel al compromiso de defender los sentimientos de su pueblo.

Ayer, mientras disfrutábamos de la historia de Titín en Youtube sonó el teléfono y un grande entre los grandes, Dani, desde Barcelona, nos transmitía con profundo dolor la muerte de un pelotari que él admiró cuando de niño viajaba con su padre y su madre a disfrutar de los triunfos del equipo de su pueblo€ «Ja saps que estava molt malet d' una malaltía incurable peró el bicho este l'ha acabat de rematar€», nos dijo. Del hospital marchará a la eternidad pues ahora más que nunca, como en la poesía de Bécker, ¡qué solos se quedan los muertos!

No habrá sollozos, ni silencios saliendo de la alcoba pero lo hay en los corazones de todos los que le hemos conocido; de todos los que le hemos admirado por su calidad deportiva y humana, grande entre los grandes de la grandeza de la Galotxa; doblaran lastimeras las campanas de nuestro corazón por una persona entrañable, al que nunca le vimos un mal gesto con compañeros o aficionados, ejemplo que fue de la caballerosidad de este deporte. En las largas noches del helado invierno, sus brazos recordaran el cruzar de la vaqueta para arrancar el emocionado aplauso de la victoria. En esas noches calladas, en cada una de las casas de Benavites, quizás brote el recuerdo de un tiempo inolvidable en el que un joven zurdo nacido en las entrañas de una madre del pueblo, crecido a los pies de la torre, alimentó la ilusión de todos sus vecinos y convirtió a un lugar desconocido en portadas de diarios como campeón del deporte del pueblo valenciano. Lo hizo a cambio de los aplausos; lo hizo porque era feliz haciendo felices a todos sus paisanos. Lo hizo porque se sentía querido. Y no hay recompensa mayor.

Nos ha dejado un hombre bueno con los suyos, con su pueblo. Uno de los héroes desconocidos de las trincheras del hospital le cerró los ojos que aún tenía abiertos en aquella fría sala. No habrá deudos cruzando en fila formando el cortejo pero su recuerdo, sus hazañas, su entrega a la familia, su sonrisa eterna, esa no morirá porque estará eternamente en el corazón de todos los que le conocieron y le amaron. Descanse en paz un grande del deporte valenciano. Un gran hombre. La familia, dentro del inmenso dolor de esta despedida puede sentirse orgullosa del amor dado y recibido, del sentimiento de pena de todos los que le conocimos.

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