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Un sueño soñado de la "Vall Digna"

Un sueño soñado de la "Vall Digna"

De la Font Gran, de aguas cristalinas que el viajero sólo contemplará apoyado en una infame valla de aluminio que castiga los sentidos, desde ese manantial de vida, el caminante se dirije hacia el norte, de espaldas a la sierra del Toro, hacia las puertas del Monestir, alzado por la orden del Císter en los estertores del siglo XIII. Un monumento emblemático de la Cristiandad. Allí ya no hay culto religioso pues tuvo monjes hasta 1835 cuando una revuelta popular en la Valldigna después de la desamortización de Mendizábal obligó a los monjes a abandonar el monasterio. La mayor parte de sus bienes fueron destruidos o expoliados.Después de décadas de abandono, actualmente el Monasterio de Santa María de Valldigna es, según el artículo 57 del Estatuto de Autonomía valenciano, «templo espiritual, histórico y cultural del antiguo Reino de Valencia, y es, igualmente, símbolo de la grandeza del pueblo valenciano». El alcalde, Victor Mansanet, periodista, traductor y escritor, hombre de la cultura con mayúsculas, se esfuerza en dotar de vida a este monumento. Recuerda el mandato estatutario, «Simat es la única población, junto a la capital valenciana, que aparece en el Estatut», afirma. Ha consolidado ciclos de música medieval, con especial sensibilidad hacia la de herencia sefardita. Lo hace con los escasos medios que pueden conseguirse de la administración, con la que, como buen rebelde con causa, tiene una relación de pesada paciencia. «Somos un pueblo pequeño que está obligado a sostener el peso de una historia grandiosa», viene a decirnos mientras nos muestra la capilla de planta griega que ahora están reformando y de la que el obrero extrae ladrillos que datan en el siglo XVIII€

En esa misma avenida, en el centro de la misma, puede leerse en pintura negra «Bar Trinquet», y el aficionado a un deporte heredado, como poco desde los tiempos de Jaume II, sentirá el recuerdo de la palmera, de aquel singular rebote y oirá las voces juveniles de Terencio Miñana (1884-1954), antes de salir al triunfo en Pelayo y convertirse en la figura indiscutible del Joc de Pilota en los primeros lustros del siglo XX. Terencio fue el Genovés de su época, pues fue el mejor en todas las modalidades que exigían la elegancia del pantalón largo€ Ese trinquete ha formado a jugadores de primer nivel como los hermanos Coeter, Loripet, Balduino, Sagasta€ Ese trinquet pertenece a la historia sentimental de los simateros y es obligación ética conservarlo como patrimonio de su cultura popular. Un trinquet que debería conservarse en su singularidad arquitectónica y que sirviese para inculcar a las nuevas generaciones el amor hacia el deporte propio€El alcalde tiene claro que el Joc de Pilota no puede medirse en parámetros de rentabilidad comercial y tiene claro que su conservación vale la pena desde el respeto a su significación cultural. Por eso se entusiasma con la idea de un encuentro ibérico o latino que permita visualizar esa fusión de cultura religiosa, convivencial entre judíos sefarditas, musulmanes y cristianos, de identidad en lengua y costumbres, abierta a horizontes de universalidad. Visualizar y reivindicar ese cuadro artístico del Monestir, el Trinquet y el Joc de Pilota en la plaza más emblemática de las tierras valencianas. Un sueño soñado digno de la Vall Digna.

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