Ubicado en el extremo oriental de la comarca de la Vall d’Albaida, en la vertiente norte de la sierra de Benicadell, encontramos el municipio valenciano de Carrícola. Condicionado por un accidentado terreno, con predominio de calizas, el término municipal limita al oeste con el municipio de Adzaneta de Albaida, al este con Bégida, al norte con Palomar y al sureste con la localidad de Bufalí.

El nombre de Carrícola proviene de la raíz ibérica “Karr”, que significa roca, al que los romanos aplicaron el diminutivo del latí ‘cula’, resultando el nombre de «el rincón de la roca», pronunciado «karrícola» posteriormente por los árabes. El origen de este municipio vinculado a la roca se encuentra en una antigua alquería islámica, la cual pasó por distintas manos tras la conquista cristiana. En el año 1477 se creó la baronía de Carrícola para posteriormente pasar a formar parte del marquesado de Albaida.

Carrícola se localiza al pie del Benicadell, en un sector que se conoce como la «Umbría del Benicadell», en el que se localizan otros municipios como Otos o Beniatajar. El Benicadell es el espacio natural más emblemático de la comarca de la Vall d’Albaida. Un espacio protegido con destacables valores naturales y paisajísticos que se ponen en valor en el centro de interpretación de la naturaleza del Benicadell, L’Ametla de Palla. Un centro destinado a divulgar el patrimonio faunístico y florístico de la sierra. También dispone de rutas habilitadas dentro de los parajes naturales que envuelven el municipio para disfrutar de su paisaje, como son las rutas del agua, la del Castellet, y la ruta de las Esculturas, un ejemplo de la combinación de los parajes de Carrícola y obras de arte al aire libre.

El municipio de Carrícola tiene un clima mediterráneo, templado de verano seco. Se caracteriza por unos veranos cortos y calurosos, y sin embargo los inviernos son largos y fríos, por lo efectos de la altitud, cierta continentalidad y en particular por ubicarse en el sector septentrional del Benicadell. Con cierta frecuencia nieva en las partes más altas.

La sostenibilidad en un municipio de cien habitantes

Rodeado de campos destinados a la agricultura, Carrícola cuenta con apenas 94 habitantes. Un municipio rural configurado por un paisaje rural de casas de una o dos alturas, balcones con peana de piedra y rejas de forja. Desde la década de los 90 la población ha ido aumentando ligeramente su número de habitantes después de sufrir el abandono de muchos de sus vecinos a mediados del siglo XX por la escasez de trabajo. Carrícola llegó a tener sólo 60 vecinos. La localidad tuvo que reinventarse para detener ese éxodo rural. Su economía está basada en la agricultura de secano; destacan los almendros, algarrobos y olivos. Carrícola ha sido uno de los municipios pioneros en la introducción de la agricultura ecológica como iniciativa de desarrollo sostenible. Desde entonces abandera la sostenibilidad como principio del futuro del término municipal. Un ejemplo de este modelo es la cooperativa La Vall Bio, dedicada exclusivamente a la producción y comercialización de frutas y hortalizas ecológicas que incluso se comercializan en Europa.

Carrícola, en la umbría del Benicadell

Este nuevo enfoque de desarrollo sostenible iniciado en la década de los 80 ha servido para generar proyectos beneficiosos para el municipio, revitalizando su economía y convirtiéndose en un destino de turismo rural. Una apuesta por este tipo de turismo en el que el Ayuntamiento puso en marcha el hostal-restaurante Carrícola; iniciativa que facilita el alojamiento en esta población y un servicio de restauración tradicional.

Entre los proyectos sostenibles que se realizan en Carrícola, destaca el proyecto artístico Biodivers. Una exposición con carácter bienal que se inició en el 2010, que pretende fusionar el arte con la naturaleza. Un proyecto en el que han participado más de 70 artistas con obras distribuidas por su término municipal y que se pueden observar siguiendo 3 itinerarios: por el interior del núcleo urbano, por el barranco y un último que sube hasta el Castillo de Carrícola. Se pueden observar diversas obras, todas ellas utilizan exclusivamente materiales de origen vegetal o geológico. Sin duda, un proyecto original y totalmente integrado con el paisaje, que resulta de interés para el turista.

Patrimonio cultural: Paraje Natural Municipal de les Arcades y el Castell

Los proyectos llevados a cabo en Carrícola han servido para regenerar el Paraje Natural Municipal de les Arcades, donde se hayan dos de las principales atracciones turísticas de la localidad: el conjunto de arcadas de época islámica, y el Castillo de Carrícola.

La actividad agrícola de Carrícola tiene como testimonios del pasado una serie de infraestructuras hidráulicas que hoy siguen en funcionamiento, como son las acequias y los arcos-acueductos. De entre este patrimonio hidráulico, destaca el conjunto de arcadas utilizadas para transportar los recursos hídricos y así ampliar el terreno dedicado a la huerta: el Arca del Gatell, el Arca del barranco d’At y el Arca Grande.

Muy próximo al casco urbano se haya sobre un cerro el Castillo de Carrícola, a 415 metros de altitud. Esta fortificación fue construida entre los siglos VI y XIII por los árabes y en la época medieval formó parte del conjunto defensivo de las fortalezas del Benicadell. Restaurado en el 2009, representa uno de los símbolos de la localidad. La construcción compuesta por una torre de planta poligonal y un patio de armas, fue declarada Bien de Interés Cultural y habilitada para visitas.