En el sector septentrional del Parque Natural de la Sierra Calderona, encontramos Gátova, un pueblo valenciano ubicado en plena naturaleza. Gátova es un municipio de 378 habitantes y de una superficie de 30,4 kilómetros cuadrados, situado en la comarca del Camp de Turia, que limita con la comarca vecina del Alto Palancia. De hecho, Gátova perteneció a la provincia de Castellón, pero en 1994 la Generalitat Valenciana lo declaró municipio de la provincia de Valencia. El término limita al Norte con Altura y Segorbe; al Oeste con Altura; Marines y Olocau, al Sur; y al Este con Segorbe y Serra.

El casco urbano se localiza entre las faldas del Pico del Águila, destino de numerosos senderistas, el barranco del Carraixet, y varios relieves montañosos que lo rodean, en donde hallamos pinos, alcornoques y carrascas que proporcionan identidad al municipio y permiten a los habitantes disfrutar de la naturaleza que ofrece la Sierra Calderona. La etimología del nombre Gátova deriva de la denominación “Catava” que fue el nombre de la alquería árabe origen del pueblo; puede significar “lugar de cata de vinos”, por haber importantes viñedos entonces, o “lugar abrupto, en pendiente”.

En el término se encuentra el barranco de Gátova, que es la cabecera del Barranco del Carraixet. Discurre junto a los núcleos de población de Gátova, el pueblo original de Marines y Olocau, para continuar hacia Bétera, ya como Carraixet, hasta desembocar en Alboraia.

El Pico del Águila

Gátova es territorio de barrancos y de montañas, como el Gorgo, el Pico del Águila, la Piezarroya, la Peñarroya, el Alto de la Calera, la Fuenfría y el Arenal. En su término destacan tres elevaciones que ofrecen unas atractivas panorámicas de los paisajes del entorno: El Gorgo, de 907 msnm, el pico más alto de la Sierra Calderona, que permite visualizar vistas de la sierra y del pueblo, y del conjunto formado por el mar Mediterráneo, la Albufera y la ciudad de València; el punto geodésico del Pico del Águila, de 878 msnm, en el cual se puede contemplar al norte el valle del Palancia y al este gran parte del valle del Carraixet; y el pico de Piezarroya, de 841 msnm, con vistas de València, la Albufera, y el golfo de València.

Molino de la Ceja. | FOTO MARTINEZ LLEDÓ

Un pueblo con atractivos, en proceso de despoblación

Gátova sufrió la expulsión de los moriscos a principios del siglo XVII. Su paulatina recuperación demográfica alcanzó su máximo en 1910, cuando residían 1.323 habitantes. Desde entonces el éxodo rural ha sido una constante, si bien fueron en los años sesenta y setenta del siglo pasado cuando el retroceso tuvo una mayor intensidad: en 1970 había 829 gatoveros, 512 en 1996, y 405 habitantes en 2020. Sigue manteniendo una economía tradicional basada en la agricultura de secano, frutales y el olivo (ocupa un tercio de la superficie cultivada). Gátova se la conoce por su artesanía tradicional relacionada con la elaboración de sillas de enea, reflejo del carácter rural.

El pueblo es un reflejo de dicha situación. Mantiene su naturaleza de población rural. Destaca el trazado de sus calles, irregulares, adaptadas a las curvas de nivel, en torno a las plazas de la Iglesia y del País Valenciano, y varias calles principales, como Mayor, Oliverso, Marines o Calvario. Destaca la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles (1713), que tiene la condición de Bien de Relevancia Local; además de los molinos de la Ceja y Cachumbito, y el acueducto de Pinel.

El entorno territorial de Gátova recoge un interesante patrimonio cultural, reflejo de su historia. De la edad de Bronce se encuentra el yacimiento de Marmalé de Abajo; de la época ibérica tenemos el castillo de Torrejón, Bien de Interés Cultural, y la necrópolis de Mina; y del período medieval sobresale el molino de Sacanet. El castillo de Torrejón está integrado por una torre rectangular que formaba parte de las defensas de un castillo; actualmente sólo permanecen los cimientos y parte de la estructura.

Un contrastado patrimonio natural

Junto a los barrancos y las elevaciones montañosas, en Gátova destacan las numerosas manifestaciones del relieve cárstico, como son las cuevas y las fuentes. Hallamos cuevas acondicionadas y de fácil acceso en los casos de las de Chirivilla y las de Sacañé, conocidas por la belleza que atesoran. Entre las numerosas fuentes sobresalen la de Iranzo, del Tormo, de Chirivilla, la fuente-galería de la Alam eda, o las fuentes Rebollo, la de Pulpé, la del Mas, la de Torres, la de Pinel, o la fuente Vallejo.

La red de senderos y rutas del término facilitan el acceso de estos parajes. Sobresale el tramo de la GR-10, un sendero de gran recorrido entre Puçol y Lisboa que transcurre por la Sierra Calderona, concretamente por Segart, Serra y Gátova, y el PRV-63.9, entre Gátova y Soneja; así como las numerosas rutas que tienen por destino los picos del Águila, el Gorgo o Piezarroya.