Situada al noroeste de la Sierra de Aitana, en el extremo meridional de la comarca alicantina de El Comtat, y a 740 m sobre el nivel del mar, se encuentra Alcoleja (Alcolecha en castellano). Se trata de un pueblo de montaña considerado la puerta de entrada a la Serra d’Aitana, el macizo montañoso de mayor altitud de la provincia de Alicante; forma parte del sistema Prebético cuyo pico alcanza los 1.558 msnm.

Está situado en el límite de las comarcas de El Comtat y la Marina Baixa, que se unen en el puerto de Tudons (1.027 m). Sus límites son: al norte, Benasau; al este, Confrides; al oeste, Penáguila; y al sur, Sella. Su situación está condicionada por los barrancos que crean el río Frainos, también conocido popularmente como río de Penáguila o de Alcolecha. El Frainos nace en la Serra d’Aitana y es el afluente más destacado del río Serpis; discurre por Alcolecha, Penáguila y Benilloba, y su principal afluente es el río Seta.

Su clima está condicionado, a grandes rasgos, por su altitud y su orientación. Así, su temperatura media anual es de unos 13,8 ºC, siendo julio el mes más cálido (con una temperatura media de 24,5), mientras que el más frío es entre diciembre y enero (con 6,1 ºC). Por ello no es de extrañar que existan casi 27 días de helada al año como valor medio. Estas singularidades climáticas, propias de la Sierra de Aitana, hacen que en ella se localicen el máximo número de pozos de nieve de la provincia, muestra de que las nevadas, suelen visitar estas zonas casi todos los inviernos, aunque su incidencia es muy variable entre un año y otro. Cuando la nieve se presenta, es habitual que su casco urbano se colapse por los coches debido a las numerosas visitas para el disfrute de la nieve, sobre todo, de las zonas litorales de la provincia: la Vila Joiosa por ejemplo se localiza a 30 km.

Geografía humana de Alcoleja

Alcoleja no tiene un gran término municipal, pues su extensión apenas alcanza 14,6 km2 y según el censo del INE del 2020, cuenta con 177 habitantes. Escasa población. De hecho la despoblación es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta: alcanzaba casi mil habitantes a principios del siglo XX y pasó a tener menos de doscientos desde la primera década del siglo XXI.

El origen de Alcoleja es confuso, pero posiblemente tiene su origen en una alquería morisca «Al- Coleya» donde se cita la existencia de una antigua torre defensiva árabe existente, y que seguramente sobre sus desaparecidos restos, fuera donde se edificara en el siglo XVI la torre-campanario de la iglesia, conocida también como Palacio de Malferit. Dicho palacio fue construido en el siglo XVII, cuando los Fenollar, marqueses de Malferit, adquieron la localidad y construyeron su casa señorial a la que adosaron esta torre defensiva; hoy es uno de los edificios característicos de esta localidad.

El núcleo poblacional está configurado por el paso de la carretera CV-770, el carrer Nou y las calles San Joaquín y San Miguel, que desemboca en el carrer del Calvari. Destaca además su iglesia parroquial de San Vicente Ferrer, construida en 1788 según un grabado que figura en uno de los sillares del edificio. Es de planta rectangular, de nave única, y con capillas laterales entre contrafuertes comunicadas entre si. Su interior está inspirado en los elementos ornamentales neoclásicos.

Su economía se basa principalmente en la agricultura de olivos, almendros y otros frutales; destaca su producción de aceite. En los últimos años se ha desarrollado ciertas actividades relacionadas con el turismo rural, debido a su proximidad a la Serra d’Aitana, así como una oferta interesante de restaurantes especializados paradójicamente en pescado fresco y marisco: esta circunstancia se debe a la proximidad geográfica del litoral mediterráneo. Las vistas que ofrece la Serra d´Aitana son un aliciente más para el turista; muestra de ello es que, desde sus cumbres, los días más claros y despejados se puede avistar Ibiza e incluso si la claridad es excepcional, Mallorca.

Los recursos naturales de la Serra d’Aitana

La localización de Alcoleja hace que desde su núcleo urbano partan numerosos senderos que la recorren y que permiten descubrir sus paisajes, fuentes y riqueza animal y vegetal, como prueban sus tres microreservas de flora, Runar dels Teixos, la Penya de la Font Vella y el Passet de la Rabosa, que están declaradas como Lugar de Interés Comunitario LIC. Debido a su gran riqueza geomorfológica y paisajística, a que posee especies vegetales endémicas, a su gran diversidad de fauna, de medio rural y su baja densidad demográfica, son muchas las voces que reclaman que la Serra d’Aitana y las sierras que la circundan se conviertan en un Parque Natural de la Comunitat Valenciana.

Esta escasa presencia humana ha tenido como resultado que este territorio se convierta en un refugio natural para muchas especies faunísticas, tanto terrestres (gato montés, jabalí, jineta, lirón, tejón, comadreja, conejo, zorro…) como avícolas (águila perdicera, gavilán, perdiz roja, halcón, búho, lechuza, corneja…). Respecto a su flora, además de las microreservas propias y endémicas de este territorio, son habituales los carrascales y los robledales, así como prados montañosos de salvia y otras hierbas aromáticas, con propiedades medicinales y de uso habitual en el ámbito gastronómico propio de estas comarcas.

La Serra d’Aitana, presenta numerosas rutas de senderismo, como los PR-CV-20, 21 y 22, que permiten apreciar sus parajes, sus paisajes naturales o las simas de Partagat de las que ya habló Cavanilles. Sus paisajes seducen los sentidos de los visitantes con los aromas a las plantas autóctonas o el sonido de sus numerosas fuentes como la Font de l’Arbre o el espectáculo de ver como transcurre el agua de pila a pila en la Font de Forata. Paradójicamente, el único lugar no accesible de la sierra es su pico, debido a la presencia en él de la instalación militar construida a mediados del siglo pasado. El vértice geodésico no es accesible.

El vigilante del cielo: la base militar de Aitana

Unos elementos característicos, perceptibles desde cualquier lugar de este territorio, son las dos esferas blancas de 17,5 metros de diámetro, en cuyo interior se encuentran las antenas de los radares del Escuadrón de Vigilancia Aérea, que el Ejército del Aire tiene situado entre los términos de Alcoleja y Confrides. Se trata de una construcción, realizada entre 1957 y 1960, como resultado del acuerdo bilateral entre España y EE UU de 1953. En el año 1964, la base fue definitivamente abandonada por Estados Unidos y quedó en funcionamiento únicamente el radar que pasó a servir para vigilar la navegación marítima y aérea de la OTAN hacia Oriente Medio y una gran parte del Magreb.

Esta instalación militar supuso una revolución social y económica para Alcoleja, ya que vecinos del pueblo trabajaron en el complejo militar, y fue además un destino atractivo para los jóvenes de la zona que debían realizar el servicio militar obligatorio. Desde que se decidiera en el 2007 el desmantelamiento de la base militar de Tudons, se han realizado distintas propuestas para darle un uso civil, como centro de interpretación de la Montaña alicantina, aulas para la formación sobre la preservación de la naturaleza, o instalaciones para vigilancia forestal, entre otras.