Chelva: Un mosaico de culturas en el Alto Turia

El municipio ha sufrido el éxodo rural, como otras poblaciones serranas. Residen en su término unos 1.600 chelvanos, un tercio de la población de principios del siglo XX.

Núcleo histórico de Chelva.

Núcleo histórico de Chelva. / Pep Pelechà

José Luis Jiménez Salvador.

Chelva se halla junto al río Tuéjar-Chelva, afluente del río Turia, en la comarca de la Serranía. Apenas tiene 8 habitantes por kilómetro cuadrado.

CAVANILLES, A. J. (1797): Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia

Hácia el nordeste de Chelva en la rambla llamada hoy dia de los Arcos, y antiguamente de Alcotás (…), se conservan monumentos de un aqüeducto que los Romanos hicieron para llevar aguas á Liria (…) Quedan aún de aquella obra magnífica dos puentes, dos minas, dos trozos de canales, y mas de un cuarto de legua de roco, componiendo todo media hora de camino”

Chelva es un municipio de referencia del Alto Turia, subcomarca de La Serranía. Localizada al noroeste de la provincia de Valencia, limita al norte con los términos de La Yesa, Alpuente y Titaguas; al este, con Andilla, Higueruelas y Calles; al oeste con los de Tuéjar y Benagéber; y al sur, con Domeño, Requena y Utiel.

Su término municipal, que alcanza los 190,6 km2, se caracteriza por su forma alargada, que se extiende entre el extremo septentrional que coincide con el Altiplano de la Serranía Alta, y un sector de alternancia de corredores y elevaciones calcáreas, como el Pico del Remedio (1.053 msnm). En el sector central aparece la fosa central del río Tuéjar-Chelva, en donde predominan las arcillas y depósitos cuaternarios, que destacan por su fertilidad. El sector meridional también es montañoso, dominan las calizas y se halla atravesado por el río Turia, mediante desfiladeros. A continuación, hallamos el macizo de La Atalaya (1.157 msnm), el corredor de Villar de Tejas y la vertiente septentrional de la sierra del Negrete (1.200 msnm).

Chelva y regadío del Campillo.

Chelva y regadío del Campillo. / Foto ESTEPA

La despoblación en Chelva y actividades tradicionales

La población chelvana se ha reducido sensiblemente desde principios el siglo XX. En 1920 había 5.484 habitantes. Desde entonces la tendencia ha sido el descenso continuo: en 1930, 4.172 chelvanos; en 1960, 3.407; en 1981, 2.209; en 2010, 1.782; y en 2015, 1.446. Durante los últimos años la población ha fluctuado, hasta los 1.597 habitantes de 2022.

El 40 % de la población es de Chelva, y el 45 % es valenciana. El 5 % de los vecinos son inmigrantes, de los cuales un tercio son marroquíes y una cuarta parte, latinoamericanos. El proceso de envejecimiento es evidente. El 37,5 % de la población tiene más de 60 años, y los jóvenes con menos de 20 años representa el 14,5 %.

Chelva conserva su economía tradicional agraria. El olivo (512 hectáreas, de las cuales 167 en regadío), el almendro (423, 140 en regadío) y el viñedo (172, 29 en regadío) son los cultivos más destacados. Predomina el secano, pues a dicha trilogía, se le suma los cereales como la cebada (312 hectáreas) y el trigo (125). En total unas 1.250 hectáreas. El regadío ocupa unas 340 hectáreas.

Destaca la transformación agroindustrial de la cooperativa Agrícola Católica de Chelva, y la de Almazara Martínez Zaballos (Mozaira), ambas productoras de aceite de oliva.

Una historia con valores patrimoniales reconocidos

Chelva atesora destacados testimonios de diferentes etapas históricas, que han sido objeto de declaración en unos casos como Bien de Interés Cultural (BIC) y en otros como Bien de Relevancia Local (BRL). Ofrece además una gran riqueza paisajística, llena de matices y de gran atractivo, beneficiada por una notable cantidad de recursos hídricos, acequias, fuentes, lavaderos, etc., así como huertas históricas en las inmediaciones del antiguo casco urbano. Una buena parte de ellos pueden contemplarse mediante la Ruta del Agua, un paseo circular por la localidad y sus aledaños. Su huerta tradicional en torno al pueblo está reconocida como Bien de Interés Cultural.

Restos de acueducto previo al de Peña Cortada

Restos de acueducto previo al de Peña Cortada / Foto ESTEPA

Precisamente, la abundancia de agua debió marcar los primeros asentamientos humanos documentados en el término municipal, que se remontan al Paleolítico medio, período al que pertenece el yacimiento del abrigo de la Quebrada. Otro yacimiento próximo a Chelva, el abrigo de la Cueva de la Mora, ha proporcionado interesantes muestras de arte rupestre levantino, manifestación que recibió en 1998 la declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Otros emplazamientos de etapas históricas antiguas concretamente de época ibérica, entre los siglos V y III a. C., son los yacimientos de Castellar de Arquela, San Bercolín, Castillarejo de Alcotas y La Atalaya.

El mejor referente patrimonial romano lo constituye el conjunto relacionado con el Acueducto de la Peña Cortada, pues representa una de las muestras más interesantes de ingeniería romana en la Península Ibérica

Para la época romana el mejor referente patrimonial lo constituye el conjunto relacionado con el Acueducto de la Peña Cortada, que atraviesa los municipios de Tuéjar, Chelva, Calles y Domeño. Representa una de las muestras más interesantes de ingeniería romana en la Península Ibérica en lo concerniente a conducción de aguas. Sus restos se extienden a lo largo de 28 km desde la captación localizada en Tuéjar hasta el último tramo documentado en el término de Domeño. En Chelva y Calles se constata una sucesión de canales tallados en la roca, tanto en galería cubierta como al aire libre, complementados por puentes que salvan distintos barrancos. La acequia Mayor de Chelva discurre por una parte importante del trazado de la antigua conducción romana. El aspecto imponente de sus restos y la belleza del paisaje que los acoge forman un binomio tan atractivo que este acueducto romano, localizado en término de la vecina Calles, bien podría constituir el símbolo representativo del patrimonio cultural de la Serranía en conjunto.

La impronta árabe, judía y cristiana del casco urbano

El paso de otras culturas que sucedieron a la romana ha dejado unas huellas extraordinarias en el casco urbano de Chelva. Es fruto de un proceso de superposición de tramas árabes, judías y moriscas. Un paisaje urbano laberíntico de calles sinuosas que ha llegado a nuestros días como si se hubiera detenido el tiempo en el siglo XVI. Chelva fue conquistada a los árabes pocos meses después de la entrada triunfal de Jaume I en València en otoño de 1238, pero la reafirmación del dominio cristiano no llegó a borrar el entramado de callejuelas tortuosas que caracterizan el barrio árabe de Benacacira, el barrio judío del Azoque o el Arrabal morisco.

Ayuntamiento Chelva

Ayuntamiento Chelva / Foto ESTEPA

A partir de la construcción de un castillo sobre un peñasco rocoso se fraguó el núcleo urbano árabe, denominado “Benacacira”, que significa peña cortada y que estaba protegido por una muralla con cuatro puertas, de las que restan dos, la de San Cristóbal y la del Portillo. El espacio resguardado por esta línea defensiva ofrece un marcado sello musulmán, patente en sus calles de trazado irregular y angostas, así como en los habituales adzucats, callejones sin salida. Este barrio contó con una mezquita, transformada posteriormente al culto cristiano bajo la advocación de San Jorge y que fue objeto de una profunda reforma en el siglo XVIII, dedicada desde 1816 a la Virgen de la Soledad. La ermita se localiza en una pequeña plazoleta formada en la confluencia del callejón del Hospital con el callejón de Villar.

El núcleo histórico de Chelva se caracteriza por la superposición de tramas árabes, judías y moriscas, y el resultado es una trama urbana de calles sinuosas que nos traslada al paisaje urbano del siglo XVI.

La elección del lugar para la edificación defensiva musulmana fue muy meditada y así lo confirma el hecho de que este mismo emplazamiento fuera escogido para albergar el palacio de los vizcondes de Chelva, erigido sobre los restos del castillo musulmán, a raíz de la creación en 1390 del título de vizconde de Chelva por el rey Juan I.

El aspecto de callejero enmarañado que ofrecía el barrio de Benacacira se repetía en otro barrio contiguo, el judío, al que se accedía a través del Portal del Azoque y que ha llegado hasta nuestros días manteniendo su entramado de calles estrechas y porches de acceso.

El Arrabal representa otro de los barrios de Chelva con mayor encanto. En 1370 se produjo una afluencia de pobladores musulmanes que se asentaron en el Arrabal de Benaeça. Probablemente en ese mismo año se construyó una mezquita, considerada como la más antigua para este período que se conserva en la Comunitat Valenciana. El decreto de expulsión de los moriscos en 1609 supuso un duro golpe para la existencia de este barrio, del que no se libró esta iglesia que había adquirido el rango de parroquia y que a raíz de la despoblación pasó a ser una más de las numerosas ermitas repartidas por el término municipal chelvano. El Arrabal cuenta con otra ermita dedicada a la Virgen de los Desamparados, situada en una plazoleta que forma las calles de El Arrabal y La Bolea, próxima a la ermita de la Santa Cruz.

¡Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles

Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles / Foto ESTEPA

La Plaza Mayor alberga uno de los edificios más sobresalientes del patrimonio cultural de Chelva. Se trata de la iglesia arciprestal de Nuestra Señora de los Ángeles, imponente construcción del siglo XVII, inspirada en el Gesú de Vignola. Su gran cúpula ochavada sobre tambor con linterna y su esbelta torre campanario marcan el perfil de la localidad. En 1887 se instaló el reloj de la torre, considerado el más original de la Comunitat Valenciana, ya que es uno de los pocos que quedan en España que, además de dar las horas, indica también el día del mes y la semana (obra del inventor y relojero edetano Silvestre Fombuena). Como tantos otros edificios religiosos, en el transcurso de la Guerra Civil sufrió graves daños. Fue en esta época, concretamente en 1938, cuando por debajo de la iglesia se construyó un refugio antiaéreo, hoy adaptado para su visita.

Lavadero del Embaránez

Lavadero del Embaránez / Foto ESTEPA

Otros lugares de interés: ermitas y museos

Los alrededores de Chelva ofrecen varios elementos de patrimonio religioso ubicados en entornos de singular valor paisajístico. Uno de los más destacados es el Convento de los Franciscanos, edificado en el siglo XIV, a raíz del establecimiento de la Orden en 1388, inicialmente en unas cuevas que todavía se conservan. Además, destacan la ermita de Nuestra Señora de Loreto, que se localiza al este de la población de Chelva; la ermita de San Cristóbal, en las proximidades del poblado de Casas del Campillo; las ermitas de la Virgen de Monserrate, y la de San Sebastián, en la carretera del Remedio.

Chelva cuenta con una plaza de toros, construida en 1909, en la carretera de Ahíllas; y con varios museos: el Museo Forestal, el Parroquial, y el Arqueológico; este último en un antiguo hospital del siglo XVI, en pleno barrio de Benacacira. Ofrece una cuidada selección de piezas desde época prehistórica hasta la Guerra Civil.

Principales puntos de interés turístico

Principales puntos de interés turístico / Estepa

Rutas oficiales de senderismo

  1. Sendero Gran Recorrido GR-7. Discurre a lo largo del término municipal de Chelva, en orientación NE-SW en el tramo norte, y orientación N-S, en el tramo sur.
  2. Sendero Pequeño Recorrido PR-CV-91. Chelva-Pico del Remedio-Rambla de Alcotas-Chelva. Recorrido circular por el norte del núcleo de población, de una longitud de 23 km, y un desnivel de unos 650 m.
  3. Sendero Pequeño Recorrido PR-CV-92. Ruta de la Peña Cortada. Recorrido circular, entre Chelva y Calles, de 12 km, que permite la visita del Acueducto romano de la Peña Cortada y parte de las obras relacionadas con la conducción del agua.