Ensayo

Mitos

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por rafa martínez

En el gran lienzo de John Williams Waterhouse, Ulises y las sirenas, obra de 1891 que ilustra la cubierta de este libro, podemos ver al héroe atado al mástil del barco en que navega rumbo a Ítaca. Los que nos pudieran parecer a nosotros, hijos de Walt Disney, extraños seres voladores en torno al divino Odiseo no son otros que unas sirenas tal y como las describen autores de la Antigüedad como Apolonio de Rodas en El viaje de los argonautas u Homero en La Odisea.

En nuestros días, como bien sabemos, su representación es muy otra: cuenta Carlos García Gual en este ameno ensayo, que dicha metamorfosis se debió en buena parte a Boccaccio. El autor del Decamerón cometió un error al utilizar sus fuentes y acabó contaminado por una que, en una más de las habituales perversiones de los textos clásicos, dotó a tales seres de cola con escamas. La influencia de Boccaccio en escritores posteriores hizo el resto.

García Gual no se queda ahí: traza un recorrido por la historia del mito a través de comentaristas ilustres como Cicerón, poetas renacentistas (Ronsard o Calderón) y escritores (como los afectos a la lectura alegórica, moralizante, de la Edad Media) o artistas de muy diverso calado. Cada cual le dará el sesgo que le parezca más propicio en relación a sus ideas o incluso intereses. De las primeras sirenas, trasunto de la seducción a través del canto, hasta las más recientes de Oscar Wilde, Hans Christian Andersen (la misma que cuenta con escultura en el puerto de Copenhague; ni siquiera Josep Pla resistió la tentación de fotografiarse a su lado) o „con mayor atrevimiento todavía„ Walt Disney, media un abismo. Otro tanto pasaría con cualquier figura histórica, real o perteneciente al ámbito de lo imaginario. Las versiones paradigmáticas evolucionan, nos dice el autor. Recordemos a este efecto otro magnífico librito en torno a otra evolución, la de la idea de Dios a lo largo del tiempo: El Dios de la Edad Media (Trotta, 2005), del ilustre medievalista desaparecido recientemente, el francés Jacques Le Goff.

Conviene, pues, remontarse siempre a los orígenes y descubrir las a menudo inquietantes transformaciones sufridas por cualquiera de estas figuras pertenecientes al imaginario colectivo. Serán, en la mayor parte de los casos, reflejo de la moral y las costumbres de la época. Pero no solamente eso, ni mucho menos. Libros así animan otras búsquedas en paralelo como la del arte o la poesía que inspiraron sus protagonistas. Léanlo.

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