Novela

Del Wah Wah a New York

Nuevo sello, obra primera, road-movie y homenaje a Bolaño se dan la mano en este trabajo de Néstor Mir. Sensación. Intensa.

Néstor Mir presentará su libro el día 19 en Las Naves.

Néstor Mir presentará su libro el día 19 en Las Naves.

por josé martínez rubio

Quizás exista una estética de vimeo y wordpress que cueste encajar en los límites narrativos „literarios„ acostumbrados, incluso para el pantano de la transgresión. Una estética fragmentaria que aspira a relato cerrado, misteriosa y sugestiva rozando lo confuso, más pendiente de la intensidad que de la arquitectura. A veces, la imagen luminosa se convierte en un problema. Es quizás lo que ocurra con La conquista del Oeste (o la muerte de Uli Zuma), de Néstor Mir.

En la puerta del Wah Wah, a punto de entrar a un concierto de los Cracker, Paco despierta en la memoria del protagonista la historia de un viaje y de una búsqueda años atrás. Entre cervezas, canciones de Eurotrashgirl y la presencia ausente de Johnny Hickmann, el relato saltará, de la plaza del Cedro al aeropuerto de Nashville, y de ahí a recorrer de forma abrupta y con una grabadora la geografía americana, en sucesivos viajes: Denver, Las Vegas, Los Ángeles, San Francisco, NY (las siglas son del autor), en busca de una historia y un personaje, Ulises Luna o Uli Zuma, guitarrista del grupo Los Suicidas. El pretexto de aquella búsqueda, un documental, solo revivirá años más tarde cuando en una noche de concierto el protagonista decida rescatar recuerdos y notas para comenzar a escribir sobre el viaje y sobre el misterioso Uli Zuma.

«La luz a seguir, la que seguí, fue la esperanza de encontrarlo y tener la posibilidad de verlo y hablar con él, de hablar con él y que me desvelase, por fin, la verdadera historia de Los Suicidas. Eso fue lo que me llevó a los Estados Unidos de América. Pero ahora, lo supe desde el momento en que Paco abrió la boca, lo verdaderamente importante era contar todo aquello que me había sucedido a lo largo de la búsqueda por el simple hecho de estar allí». El discurso monológico, boicoteado por la reformulación y el subrayado, acaba por relatar más una sensación que una historia, con guiños a Valencia y su vida urbana, moderna y musical, cosa que se agradece. Es de alabar el gesto por contar una ciudad escasamente contada. Sin embargo las imágenes de carretera y moqueta de aeropuerto americano quizás valgan más para resaltar la distancia y la exclusividad con que se entiende cierto circuito artístico, estilo de vida y concepto de Valencia, que otra cosa. Las fotografías son preciosas. Como la idea que tenemos de Estados Unidos. O la idea que tenemos de la literatura. Intensa.

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