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Arte

DAVID DE LAS HERAS Refugio y misterio

El ilustrador bilbaíno en su intervención en Valencia y algunas de sus sugestivas creaciones entre la hiperrealidad y el surrealismo.

«Me considero creador». Así respondió el artista bilbaíno David De las Heras (1984) a la pregunta de un colega sobre si se valoraba más como pintor o como ilustrador, durante su reciente intervención en el espacio expositivo.

La galería Pepita Lumier, situada en la calle Segorbe de Valencia, expone hasta el 14 de noviembre, Refugio, el título de la exposición actual que ocupan las paredes de esta joven galería que arranca con fuerza dentro del panorama de espacios expositivos de la Comunitat Valenciana.

Me resulta inevitable recordar las recientes imágenes que como ráfagas se proyectan en mi mente, de miles y miles de refugiados que escapan de las estúpidas garras de esta absurda e inhumana guerra sin sentido que esta sufriendo el pueblo de Siria.

Estamos seguros que la búsqueda de un hogar, del amor, de la comprensión, de la igualdad, y sobre todo, de la paz y la libertad, son el deseado Refugio con el que nos encontramos ante las obras de este joven artista vasco. Esa búsqueda incesante con la que nos identificamos, se apodera fácilmente de nuestras retinas, abrimos puertas y ventanas, corremos por el bosque interminable, cabalgamos, y gritamos volando en busca del refugio con el que David De las Heras quiere solidarizarse y compartir con todos nosotros.

Una obra que transita entre la pintura y la ilustración con claras reminiscencias de grandes pintores, un discurso rico en creatividad e imaginación con atmósferas que recuerdan a Chema Madoz o Edward Hopper, dotando a la obra de un misterio donde el espectador se implicará para entender el mensaje reivindicativo a través de las pinturas y dibujos que proyecta este artista. Un creador que vive personalmente la ilustración como su recurso más importante dentro de su particular mundo creativo, y como ha demostrado en recientes publicaciones de algunos libros, la revista Volata o el periódico El País.Un recorrido que comienza galopando con una de las intervenciones de David De las Heras sobre las lunas del escaparate, una imagen con la que la mente interactúa desde el primer contacto visual para invitarnos a sumergirnos en la búsqueda del refugio tan deseado y necesitado por muchos. El retrato de Cecilia Gallerani de 1489/90 de Leonardo da Vinci nos cuenta la relación directa entre el animal simbólico que posee en sus brazos y la propia Cecilia, tema que la literatura antigua y las creencia populares han descrito como refugio de protección ante su embarazo, David De las Heras reta al espectador más exigente con su obra Belako, retrato de aire romántico clásico, con atuendo de diseño contemporáneo que recuerda aquellos personajes femeninos de Leonardo donde la modelo, de apariencia virginal y semblante angelical, simbolizan la evidente necesidad de refugiar y proteger por De las Heras, la delicada inocencia femenina ante los deseos perversos de la mente más retorcida. Si Andy Warhol estuviera presente, me pregunto si seguiría manteniendo aquellas palabras que decían: Los nuevos Leonardos son Armani, Krizia y los demás diseñadores italianos.

Otros objetos ya no tan cotidianos, se presentan en la obra de De las Heras a través de una personal visión para mostrar enfrentados a golpe de vista situaciones de causa-efecto interpretados sutilmente. Como la muerte y la vida, lo natural y lo artificial, la contaminación y la atmósfera, o el amor y el sexo. Una poesía plástica que alimenta la vista, donde el refugio onírico que el artista nos quiere transmitir hace un guiño de complicidad al pasado en el que nos agrada reconocer momentos vividos con determinados objetos.¿Un jardín lleno de aves con cuerpos humanos, o un jardín lleno de humanos con cabezas de aves? ¿Quién se refugia en quién? Otra imagen que impacta desde el principio, irreal, que conmueve, que suscita al diálogo para todos los gustos, una invasión de la imaginación en lo representado que invita a pensar que nos miran, que nos acosan, que nos observan, que nos hablan, que se enfrentan ante el posible refugio de la vida real que en nosotros detectan.Una exposición que va más allá de lo puramente plástico y expositivo, que habla de mi, de ti, de nosotros, de los otros, de lo abstractos y complicados que somos los humanos y la sociedad en que estamos "inmersorefugiados".

La galería Pepita Lumier, nos sorprende nuevamente con un trabajo gestado por un vasco en su tierra. Una exposición que habla de la actualidad, que culmina en la propia galería aquella intervención, ilustrada con un cohete despegando en busca de refugio por otras partes del universo.

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