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La órbita de Saturno

María Herreros es una joven artista valenciana que muestra su primera exposición individual tras una estancia en Nueva York y su trabajo como ilustradora «freelance» en Barcelona. Seguida por una legión de jóvenes a través de Instagram, se presenta como una poderosa retratista mediante el dibujo y los grandes formatos de papel. La muestra, que utiliza al planeta Saturno como metáfora, incluye esculturas de porcelana.

La órbita de Saturno

Saturno gira alrededor del Sol a una distancia media de 1.418 millones de kilómetros en una órbita cuyo periodo de traslación es de 29 años. A la influencia de Saturno sobre los signos zodiacales suele asociarse efectos negativos y perjudiciales, sin embargo la astrología, la mitología, las constelaciones del Zodiaco y el horóscopo generan todo un imaginario que guía a la artista María Herreros (Valencia, 1983) en su más reciente proyecto, una constelación de fenómenos vitales que plasma en dibujos y esculturas relacionadas con el planeta.

Saturn´s return es la primera exposición de Herreros en la galería Pepita Lumier sita en la calle de Segorbe, 7 de Valencia. La artista, que produjo la serie expuesta durante una reciente residencia artística en Mermaid Ranch, The Hamptons (Nueva York), se graduó en Bellas Artes por la Universitat Politècnica de València (UPV) y actualmente trabaja como ilustradora freelance en Barcelona aunque no pierde contacto con su ciudad de origen. Ha participado en múltiples exposiciones colectivas nacionales e internacionales, tiene millones de seguidores en redes sociales donde es muy activa, en especial en Instagram, y a menudo muestra partes del proceso de creación de sus obras. Ha publicado hace poco con Lunwerg su libro Marilyn tenía once dedos en los pies y participa junto a otros ilustradores españoles del libro colectivo Cuando el negro se hace rosa (2016) en una cuidada edición de la misma editorial. Sus proyectos se centran en la ilustración y el cómic, también puntualmente realiza murales, no obstante hasta ahora no había expuesto escultura y lo hace aquí por primera vez mostrando un trabajo en porcelana delicado y con cierto aire espiritual.

«Entre tus 29 y tus 32 años Saturno vuelve a estar en el mismo punto exacto del universo en el que estaba cuando naciste, y te enfrenta con todos los bloqueos, errores y temas pendientes que hayas generado en tu vida. La vuelta de Saturno simboliza la conciencia de la propia mortalidad, el inicio de una nueva madurez. Goya representó el mito griego de Saturno devorando a sus hijos en una alegoría sobre el paso de las generaciones -Explica la artista-. Yo no creo en la astrología, pero me parece precioso cómo todavía miramos a las estrellas para encontrar sentido a la vida, como lo hacían nuestros ancestros». Una carta escrita a mano contando esto y dos retratos de una mujer con abrigo de piel y grandes pendientes en forma de flor presiden la exposición a la entrada de la galería mientras que en medio de la amplia y alargada sala encontramos una serie de esculturas con la forma del planeta pintadas con diferentes colores. Suponen una línea recta imaginaria que separa la versión a color de los retratos que vemos en la parte derecha de la versión en blanco y negro situada en la parte izquierda. Como un espejo enigmático los retratos de mujeres en gouache sobre papel quedan frente a aquellos realizados en lápiz sobre papel y generan un diálogo.

Más de una treintena de obras, entre los dibujos y las esculturas realizadas en porcelana, integran la exposición que podrá visitarse hasta el sábado 15 de abril. Formatos en papel que van desde 60 x 40 cm a 80 x 50 cm recogen la producción de la artista más reciente, sin embargo en la pared final que precede al mostrador de la galería hallamos una selección de obras anteriores de un formato más variado y pequeño, asequible para el coleccionista incipiente, todas en blanco y negro a tinta sin enmarcar. Estas recuerdan al trazo habitual de Herreros, reconocible en su esencia, contrastando un poco con la técnica más depurada de sus últimas creaciones cohabitando la sala. Probablemente estemos ante un momento catártico para la artista y el modo que tiene de comunicarlo es tomando a Saturno como metáfora. Cada uno de los retratos, aunque refieran mujeres anónimas aparentemente, tiene algo de ella, encerrado en un gesto, una mirada, el halo de madurez hacia la que orbita, aunque una de las retratadas se identifica pronto; es la cantante chilena afincada en Valencia, Soledad Vélez, cuyo tercer disco, Dance and Hunt, se estrenó casi a la vez que Herreros inauguraba su muestra.

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