El fascismo se alza como la fuerza dominante en una Europa ensimismada. Por desgracia, esta frase podría ser una preocupante descripción del escenario político europeo actual, pero es más grave todavía: es el argumento de un cómic publicado hace casi 30 años en las páginas de la revista británica Warrior. Inspirados en el Luther Arkwright de Bryan Talbot, el guionista Alan Moore y el dibujante David Lloyd transformaban el momento político del Reino Unido y EE.UU, liderado por Margaret Thatcher y Ronald Reagan en una distopia postapocalíptica inquietante, en la que el fascismo controlaba el poder británico subyugando con mano de hierro a sus habitantes. Una metáfora de los recortes sociales y el ascenso del neoliberalismo radical de la Escuela de Chicago ante los que Moore enfrenta una anarquía postmoderna renacida en la simbólica figura de V, misterioso personaje que se esconde tras la máscara de Guy Fawkes, que junto a Robert Catesby intentó volar el parlamento británico en la famosa «Conspiración de la pólvora» de principios del siglo XVII. V de Vendetta, pese a su popularidad, no consiguió impulsar las ventas de la revista lo suficiente para evitar su cierre en 1985, dejando inconclusa esta primera edición en blanco y negro. Tres años después, aprovechando el impresionante éxito que Moore había tenido en el mercado americano gracias a sus series Watchmen o Swamp Thing, la editorial DC Comics decidió publicar la serie en comic-books, coloreada por Steve Whitaker y Siobhan Dodds y con nuevas aportaciones de Tony Weare. El resto, como se suele decir, es historia: V de Vendetta se convirtió en un éxito editorial que se multiplicó al ser editada en formato de novela gráfica, consiguiendo que las hermanas Wachowski, tras el arrasador éxito de la trilogía de Matrix, se encargaran de producir una sugerente adaptación cinematográfica en 2005 (con un interesante cambio de perspectiva que traslada el ascenso del fascismo postapocalíptico que proponía Moore a un progreso del control totalitario por el miedo en la sociedad post 11-S), que fue también un bombazo de taquilla, llevando las ventas del cómic a cifras estratosféricas. Milagrosamente, la reflexión de V de Vendetta ha sobrevivido al éxito: el debate que Moore lanza al lector sobre el concepto de la libertad es fascinante, despojándolo de heroísmos e incluso del enfrentamiento tradicional del eje del bien y del mal para presentar una idea tan pura como aterradora, la libertad del ser humano. No sé si Moore imaginaba que su propuesta podría tener un tono tan profético, pero lo que seguro que ni él ni Lloyd podían esperar es que su creación adquiriera la categoría de símbolo a partir del Occupy Movement: la máscara de V se convirtió en el elemento reconocible de este movimiento que sacudió los EE.UU. en 2011, inspirado en el 15-M español. La obra ha tenido múltiples ediciones en nuestro país, en todos los formatos imaginables, pero nunca se había editado en el blanco y negro original. La editorial ECC cubre esta laguna con una cuidada edición donde los claroscuros y contrastes de la mancha de tinta de Lloyd adquieren toda su potencia visual, recuperando su gravedad narrativa y permitiendo una nueva lectura de este clásico moderno del cómic, indispensable para entender el noveno arte hoy y, posiblemente, el mundo en que vivimos.
