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Análisis

Galería Ana Serratosa

El mecenazgo es el objetivo "fundacional" del proyecto

Galería Ana Serratosa

Si bien es cierto que la tarea de una galería de arte lleva implícito un alto componente mecenático, el caso que hoy nos ocupa, en este sentido, es excepcional: el mecenazgo para la Galería Ana Serratosa no solo es un efecto colateral, una consecuencia deseada, podríamos decir que es el objetivo «fundacional» del proyecto.

Los primeros pasos en el galerismo de su directora, Ana Serratosa -licenciada en Historia del Arte, empresaria y coleccionista-, están vinculados a la Galería Bretón, de la que fue copropietaria junto a otros tres amantes del arte. Abierta en 1989, con sede en un bajo en Bretón de los Herreros, durante los seis años que duró la experiencia se programaron exposiciones de una importante nómina de artistas. Desde Joan Brossa, Joan Fontcuberta, Alfonso Albacete, Luis Fega, Mitsuo Miura o Lamazares, a los más jóvenes, representados por la galería, Bernardí Roig, Albelda o Pedro Castrortega, con quienes participaría en algunas ediciones de las principales ferias internacionales de arte (Madrid, Basilea, Chicago, Los Angeles y Estocolmo).

Tras un breve paréntesis de tiempo, en el que Ana se prepara para la aventura que va a emprender, por fin el año 2000 se instala en un espacioso ático de Pascual y Genís (a espaldas de Correos), que adecúa convenientemente para los distintos usos que se pretenden -espacio expositivo, fondo de arte, sala de reuniones, terraza para actividades- e inaugura su nuevo proyecto, la Galería Ana Serratosa.

En los casi veinte años de actividad ininterrumpida la galería ha trazado, con su programación, una visión muy particular y exquisita del arte contemporáneo internacional de las últimas décadas. Exposiciones de figuras clave en la renovación de la pintura española en los 70 y 80 como Carlos Franco, Xavier Grau, Manolo Quejido y Alfonso Albacete se combinan con las de otros artistas de diferentes generaciones, tendencias y nacionalidades: Marco Veronese, Dennis Hollingsworth, Bill Thompson, Françoise Vanneraud, Shirin Salehi, Carmen Calvo, Pedro Castrortega, Alejandra Icaza o Javier Riera. Pero más allá de una línea expositiva de calidad, contrastada, la galería -en su ánimo de relacionar artistas y público, arte y sociedad- ha complementado todas estas muestras con la organización de actos, charlas y conferencias en las que intervenían los artistas y comisarios implicados. Mención aparte merecen las exposiciones Joseph Beuys / Joan Brossa y el ciclo Visión del Arte Contemporáneo, que en sus cuatro entregas hasta la fecha ha reunido, a modo de «gabinete de coleccionista», destacadas obras -seleccionadas por Ana Serratosa- de Uslé, Sicilia, Cristina Iglesias, Julião Sarmento, Jaume Plensa, Jonathan Lasker, Bernard Frize, García Sevilla, Julian Opie, Helena Almeida o Gary Hume. Ciclo que ha contado con la colaboración y respaldo teórico de prestigiosos críticos y profesores como Fernando Castro Flórez, Miguel Cereceda, Santiago Olmo y Francisco Jarauta.

Como indicábamos al principio, la singularidad del caso Serratosa se asienta en esa decidida apuesta por el mecenazgo como actividad principal de una galería. No solo es mecenas para los artistas (presentando y adquiriendo obras suyas con frecuencia), lo es para la ciudad€ En 2012 crea «Fondo Arte AS», ubicado en un bajo de la zona de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, para así desplegar -en paralelo- un ambicioso programa de mecenazgo que trascendiera el ámbito natural de la galería, sus artistas y visitantes, a través del que se incentivara el acceso y disfrute del arte contemporáneo a toda la ciudadanía. Además de cursos, talleres y aulas formativas, asesorías y otras actividades, su buque insignia ha sido, sin duda, la organización de un magnífico ciclo de tres proyectos creados para espacios abiertos de nuestro paisaje urbano -inspirados en la ciudad de València-, y desarrollados y expuestos en diversos tramos del Jardín del Turia (el antiguo cauce del río).

En el primero de ellos, Alameda Llum, Javier Riera proyectaba enigmáticas geometrías sobre los árboles/pantalla del recorrido de su instalación -de una espectacularidad «contenida»-, invitando a una experiencia meditativa.

En 2014, la pareja de artistas alemanes Venske & Spänle hicieron eclosionar en València un gran contingente de sus Smörfs. Formas orgánicas realizadas en mármol, estas «criaturas» perviven a través del tiempo, tienen una historia, evolucionan y se expanden por todo el mundo como entes abstractos, vivos, con carácter y personalidad propios, recorriendo diferentes lugares, poblando nuestro planeta. Los Smörfs eclosionaron en nuestra ciudad, y la colonizaron€ Desde los jardines del cauce del río llegaron hasta el Museo San Pío V en donde interactuaron con obras maestras de la Colección Permanente, a la vez que iban ocupando destacados comercios y locales del centro histórico.

Cerró el ciclo, en 2016, Ecos de la memoria, de Bob Verschuren. Inspirado en la historia del río, su papel y su transformación en el tiempo por la acción del hombre, el artista belga creó un conjunto de instalaciones -con raíces en el Natural Art- que sumergían al paseante en una experiencia no solo visual, sino también sensorial, reforzada por los poemas de Dominique Sintobin y los sonidos del antiguo río que generaban algunas de las piezas.

Tres excelentes proyectos producidos por la galería, con el patrocinio y colaboración del Ayuntamiento y de un selecto grupo de empresarios y profesionales a quienes Ana Serratosa ha ido vinculando a su dinámica como mecenas a través de una importante labor pedagógica. Tres intervenciones sobre el paisaje urbano de las que se editaron sendos catálogos con abundante documentación gráfica y textos de los comisarios Santiago Olmo, Anne Marie Melster, Marc Wellman, Pedro Medina y John K. Grande. Miles de visitantes y una estimable promoción de nuestra ciudad en el exterior confirmaron el interés de iniciativas culturales de este calado.

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