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Siri Hustvedt:"Pienso en Donald Trump como en una parodia de la mascu-linidad"

La literatura de Siri Hustvedt, lo mismo sus ensayos que sus novelas, se levanta entre fronteras: la de la propia identidad, la que separa la enfermedad de la salud, la que se alza entre ciencias y humanidades. La curiosidad es su cualidad más sobresaliente y no se detiene ante nada.

Siri Hustvedt:"Pienso en Donald Trump como en una parodia de la mascu-linidad"

No se distraigan con la aparente fragilidad y ligereza de Siri Hustvedt (Northfield, Minnesota, Estados Unidos; 1955). Es solo eso: apariencia. La escritora, ganadora del premio «Princesa de Asturias» de las Letras 2019, va y viene como un haz luminoso, tan esbelta, tan rubia, pero tiene una elevada densidad intelectual. Su ventana al conocimiento fue primero la enfermedad y luego la literatura. Intentando comprender sus síntomas y sus dolencias ha traspasado las fronteras entre ciencias y humanidades, se ha familiarizado con científicos y filósofos y ha acabado preguntándose por cuestiones tan complejas como la identidad o la percepción.

No ha encontrado muchas respuestas, admite, pero la exploración merece la pena. «La mayor parte de las experiencias humanas son ambiguas, y la literatura es uno de los espacios donde la ambigüedad es mejor tolerada», opina Hustvedt. Esa ambigüedad, cuando se trata de cuestiones de género, es más pesada para los hombres porque «ellos viven siempre con el miedo encima, probando su masculinidad». Feminismo y feminidad son cuestiones estrechamente ligadas a la política, según la escritora, que confiesa que «muchas veces he pensado que Donald Trump es una parodia de la masculinidad». Ella cree que las mujeres no son mejores que los hombres pero cree que hay cualidades a las que se les ha colocado esa etiqueta, como la empatía, que sí pueden transformar el mundo.

Como nada se le escapa, con esa mirada azul tan penetrante, Hustvedt no es ajena a la polémica sobre el Nobel de Literatura a Peter Handke, defensor de las ideas del genocida Slobodan Milosevic. La ganadora del «Princesa de Asturias» de las Letras teme que en su elección pueda haber algo de estrategia publicitaria y añade que ella, personalmente, «no está a favor de la censura». «Si solo leyéramos a escritores puros moralmente leeríamos muy poco», dice. «Yo he leído libros que realmente dan miedo y me alegro de haberlo hecho. ¿Queremos que Mein Kampf no esté disponible? Yo creo que sí debe estarlo», añade.

La lectura y la escritura son sus vías de conocimiento, le sirven para indagar sobre sus migrañas, para indagar en la condición humana y revisar mitos, uno de ellos es el del constante progreso de la sociedad, que pone en duda, aunque una cosa tienen clara y es que si el futuro está en manos de jóvenes como Greta Thunberg, la adolescente sueca que lidera el movimiento contra el cambio climático, ella se apunta.

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