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Viñetas raras

Mujeres

En épocas extrañas, donde el medio ambiente se rebela contra los excesos se desatan las distopías donde el discurso feminista pasa a ser muy protagonista

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El homo urbanus ha demostrado siempre una fascinación casi malsana por la naturaleza salvaje, por ese escenario que no puede conquistar y que sabe que le es hostil. Aquellos que pueden sobrevivir en esos entornos, los homo ferus, alcanzan rápidamente la categoría de mito fascinante, desde Grizzly Adams a Kaspar Hauser o Víctor de Aveyron, enfants sauvages que añadieron a su halo mitológico de su testimonio como supervivientes, la evidencia de la existencia de otra posible humanidad, que viviera en consonancia con la naturaleza, virgen de influencias contaminantes de la sociedad urbana y de eso que llamamos «civilización». Pero estamos en épocas extrañas, donde el medio ambiente se rebela contra los excesos y pasa factura, creando una extraña paradoja: esos parajes hostiles se revelan como los únicos refugios posibles ante una civilización en decadencia, como un clavo ardiendo que todavía puede acogernos. Tom Tirabosco parte de la distopía para buscar espacio redentor en la naturaleza, construyendo en Mujer Salvaje (Editorial Nuevo Nueve) un puzle de influencias que van de las ya citadas a la revisión postapocalíptica de la road-novel de Cormac McCarthy, que le permite mandar un mensaje comprometido que evoluciona a cada página. Diferenciado en diferentes bloques, casi temáticos, la protagonista deberá enfrentarse a un trayecto de retos personales que le enfrentan a la realidad social, la naturaleza y a sí misma, potenciados por un trazo vigoroso en blanco y negro, de carboncillo orgánico y vital, donde los espacios adquieren vitalidad propia y reclaman su papel en la narración como auténticos protagonistas. El mensaje de Tirabosco es concienciado, ecologista y feminista, quizás algo estereotipado en su planteamiento, pero que es matizado con el dibujo dándole nuevas facetas y lecturas, favoreciendo una reflexión desde el grafismo, desde unas escenas de indudable impacto visual que no dejan indiferente al lector y que permiten desviarse hacia otros temas como la maternidad o la inmigración. Una obra que merece una lectura lenta y reposada, con una sobremesa posterior que permita darle una vuelta a lo leído y descubrir que, quizás, esa distopía no está tan lejana.

No están muy alejadas las temáticas de fondo de esta obra de las planteadas por Jessica Campbell en XTC69 (Astiberri), pero las formas están en las antípodas: el mensaje feminista toma aquí envoltorio de una ciencia-ficción de apariencia naif e inocente, casi una especie de Star Trek de tripulación femenina a la búsqueda por el inmenso universo de hombres para poder reproducirse y que su especie no desaparezca (una perfecta antítesis de aquel delirio sesentero titulado Mars need women). Pero esa apariencia ingenua esconde una sátira demoledora que no deja títere con cabeza: Campbell exagera los clichés y estereotipos de la misoginia más exacerbada y del machismo, pero también los del discurso feminista, al que pone ante el espejo de una ironía corrosiva e inteligente que le obliga a reflexionar sobre sí mismo y su argumentario, con el humor como herramienta fundamental. Campbell juega con acierto la carta del cambio de género de los estereotipos, generando situaciones absurdas e imposibles que desarrolla con naturalidad (atentos a un tratamiento de personajes poco habitual por su normalidad, cercanía y paradójica autenticidad). El encuentro de las habitantes del planeta L8DZN1T3 (lástima que no se pueda mantener el doble sentido con la traducción) con la última superviviente del planeta Tierra le permite no solo las reflexiones de género que centran la obra, sino lanzar casi sin despeinarse aceradas críticas a la sociedad actual, la familia, el desastre ecológico o incluso la alimentación, los millenials y el consumismo. Una lúcida sátira, divertidísima, que se permite incluso un epílogo autoreferencial con un chiste tan demoledor como perfecto resumen de una revolución que se está construyendo a pesar de muchos.

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