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Maestros

Cinco obras que hablan del pasado y presente del Noveno Arte a través de sus grandes autores.

Maestros

En un momento en el que el cómic se está nutriendo de una de las generaciones jóvenes más interesantes de su historia, no debemos olvidar que su tradición sigue ahí y que los grandes maestros del noveno arte no solo deben seguir siendo reivindicados, sino que muchos y muchas siguen al pie del cañón, creando obras en las que su experiencia se plasma en incomparable maestría narrativa.

De los primeros, este mes tenemos tres ejemplos bien diferentes en forma y fondo, pero excelsos en su resultado: Corto Maltés en Siberia (Norma Editorial, traducción de E. Sánchez Abulí) es, posiblemente, uno de los mejores cómics de la historia y uno de los mayores ejemplos de esa especial concepción de la aventura que tenía su autor, que nace de Stevenson y termina en Conrad, cargada de romanticismo y misterioso esoterismo, con personajes que son protagonistas a su pesar de historias de otros. La nueva edición de este clásico en blanco y negro devuelve la sencillez de la línea de Pratt y la contundencia de sus manchas, combinadas en un minimalismo de pura expresividad.

En Sueños Pesados (ECC Ediciones), el gran Alberto Breccia se apoya en los clásicos de la literatura para explorar un onirismo que compone a golpe de collage y cromatismos violentos. Giovanni Panini, H.P. Lovecraft, a Lafcadio Hearn, Robert Louis Stevenson o Jean Ray son para el maestro uruguayo mimbres para crear nuevas lecturas que se alejan de sus originales para encontrar caminos propios e inesperados, donde el dibujo se convierte en guía de los sueños. Y nada mejor que acabar esta reivindicación de clásicos con la del recientemente desaparecido Richard Corben, de quien ECC Ediciones publica Hijos del mundo mutante (traducción de Guillermo Ruiz Carreras). Doce años después, el genio de Kansas vuelve al mundo apocalíptico de Dimento de la mano del guionista Jan Strnad, que construye una historia a la medida del increíble potencial narrativo de Corben y abriendo una puerta de esperanza al demoledor mensaje que cerraba la primera parte.

Pero también hay autores a los que la categorización de maestros no arredra ni intimida, y siguen impartiendo su magisterio a golpe de trazo de tinta. Desde hace casi cuarenta años, Xaime Hernández lleva explorando ese universo particular que creara junto a su hermano Beto, Love & Rockets, consiguiendo que sus protagonistas Maggie y Hopey fueran creciendo con el autor y con los lectores. Sus dos últimas entregas, Chapuzas de amor o ¿Es así como me ves? (ambas editadas por La Cúpula), son dos obras maestras inconmensurables que dejaban tocado el corazoncito del lector, por lo que el autor prefirió relajar la tensión en su siguiente obra, Tonta (La Cúpula, traducción de Lorenzo Díaz). Pero que nadie se confíe: lejos de ser una obra menor, es un perfecto ejemplo de la sorprendente capacidad del Xaime para narrar la vida desde una coralidad que maneja milimétricamente, permitiéndose incluso introducir un poco de thriller en el relato que logra que la lectura sea una delicia. Y qué decir de Carlos Giménez, el mejor autor español de todos los tiempos, que celebra su ochenta cumpleaños en uno de sus momentos más prolíficos. Tras cerrar la contundente y demoledora trilogía del crepúsculo con Es Hoy (Reservoir Books), vuelve de nuevo a uno de sus personajes más recordados, Dani Futuro. Una serie creada junto a Víctor Mora a finales de los 60 de fantasía alegre y fresca que hablaba de futuros brillantes gracias a la ciencia, pero que casi cincuenta años después tiene que renunciar a esa visión optimista, aplastada por la realidad de una sociedad que no ha sabido cuidar su planeta y ha perdido ese concepto llamado «humanidad». En Mientras el mundo agoniza (Reservoir Books), Daniel ha dejado de ser Dani y ya no busca maravillas en el espacio, solo venganza en una Tierra condenada por los excesos. Una dura obra donde el pulso narrativo del este genio se mantiene incólume pese al paso del tiempo.

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