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"Nadie del equipo creativo del filme fue a la guerra de Irak"

Nico Walker es el autor de «Cherry», la novela autobiográfica en la que se basa la nueva película de los superheroicos hermanos Russo. Amor, guerra, drogas, atracos: la realidad supera a Marvel.

El escritor Nico Walker, en una imagen de promoción. pd

En la electrizante «Cherry» (Apple TV+), los hermanos Joe y Anthony Russo, responsables de diversas entregas del Universo Cinematográfico de Marvel, cambian de tercio para contar la historia de un joven soldado del pelotón médico que se engancha a las drogas para superar el trauma de la guerra y acaba costeándoselas a base de robar bancos. Es la historia personal que Nico Walker (Cleveland, Ohio, 1985) explicó, ligeramente ficcionada, en una impresionante primera novela que cuenta con Donald Roy Pollock entre sus mayores admiradores. «Quizá sea la única vez que sientas que un autor está desnudando de verdad su alma para ti», dice una frase del autor de El banquete celestial en la contraportada de la edición de Random House Mondadori. Walker escribió el libró mientras cumplía condena por sus atracos. También en prisión recibió la jugosa oferta (un millón de dólares) por los derechos de adaptación del libro. Tomó el dinero y desde 2019, cuando salió de la cárcel para ocuparse de un familiar enfermo, trata de tener una buena vida.

¿Cómo lleva el covid-19?

Estoy pasándolo mal con todo esto, pero a la vez me siento afortunado. Soy escritor, así que nada me impide hacer mi trabajo. Me siento fatal y a la vez no puedo quejarme, en realidad.

¿Ha estado escribiendo estos meses?

Sí, sí. Un montón. Es básicamente lo único que hago. En breve debería entregar mi segundo libro a la editorial, que quiere lanzarlo en otoño. Durante el tiempo que estuve en la cárcel [fueron siete años, cuatro menos de los que iba a cumplir en principio], soñaba con estar en esta situación; con poder dedicarme tan solo a escribir. Y mi deseo se cumplió. Mi prometida, Rachel Rabbit White, también escribe. Ella es poeta. Escribe mucho mejor que yo. Además, como antes fue periodista, cogió mucha práctica y es más eficiente con las entregas.

¿Soñaba ya con escribir, con dedicarse solo a escribir, antes de entrar en la cárcel?

Novelas, nunca. Eso me parecía para gente más lista que yo, para los genios. Escribía poesía solo por pasar el rato. Pero Matthew Johnson [editor de Tyrant Books y cofundador de la mítica discográfica de raíces blues Fat Possum] leyó uno de esos poemas y me animó a hacer un libro. Me convenció diciendo que simplemente era como escribir 800 poemas. Tardé cuatro años en acabar, por culpa de mi trastorno obsesivo-compulsivo.

¿Habría ido más rápido con un ordenador? Creo que lo escribió con una máquina de escribir de la cárcel.

Hace poco traté de usar un ordenador. La parte buena es que, de acuerdo, puedes acabar entre 30 y 40 páginas en un día. Pero la atención al detalle no es la misma, creo. Con la máquina me resulta más fácil entrar en cierto trance. Los procesadores de texto no son para mí.

Como creo que sabe, vamos a publicar esta entrevista coincidiendo con el estreno en España de ‘Cherry’, así que querría preguntarle por la película.

No me molesta. Es parte de mi trabajo. Hablar de la película es hablar de mi pasado, algo que quería dejar atrás con el libro, pero en realidad tampoco me molesta.

¿Escribir el libro fue un acto de catarsis?

Lo catártico fue entregarlo. El TOC me complica mucho la tarea de escribir. Me obsesiono con cada pequeño detalle, con que todo sea perfecto.

Dicen que el placer no es escribir, sino haber escrito.

Totalmente cierto [ríe]. Poder marcar una línea y decir ‘¡adiós, se acabó!’. Esa es la catarsis.

Hablando ya de la película: ¿le sorprendió que los mismos tipos que hicieron ‘Avengers: Endgame’ quisieran adaptar su novela de amor, guerra y drogadicción?

Cuando vendí los derechos, seguía en la cárcel. Solo pude hablar tres minutos con Joe Russo, pero nos cundió. Los dos somos de Cleveland. Trabajé en el mismo restaurante donde Joe trabajó un tiempo. Parecía natural que quisiera contar esta historia. Sobre Marvel yo no podía opinar, no sabía qué pensar. No había visto una sola película de Vengadores ni sabía quién era Tom Holland, el actor que haría de mí.

¿Y se puso al día con Vengadores o Holland al salir de la cárcel?

Pues… No realmente. Tampoco soy un gran cinéfilo. No sé si he visto ni cien películas. El otro día hice una lista y no llegaban al centenar. Tampoco veo mucho la tele.

Holland protagonizó hace poco la adaptación de «El diablo a todas horas», el libro de Donald Ray Pollock, alguien que al parecer siente predilección por usted.

Don es un gran amigo mío. Me envió un montón de libros a la cárcel. No sé si heredó una biblioteca, o tenía una librería, o algo así. Pero el caso es que tiene muchos libros y me regaló 30. Es una buena persona, muy humilde, a pesar de ser un escritor tan increíble.

¿Ha visto «Cherry» terminada?

No, solo he visto partes. Parece muy diferente del libro. Lo han cogido y han hecho su propia lectura. En la novela abordo temas con los que cualquier estadounidense tiene alguna relación: el amor joven, la guerra de Irak, la crisis de opioides… Creo que los Russo han usado mi novela como punto de partida para tratar esos temas.

Hace un tiempo explicaba que convertir su pasado en ficción le ayudó a disociarse de él.

Entiendo lo que quiere decir. El problema es que no reconozco mi experiencia en la película. Yo tengo mis propios recuerdos de Irak, sé cómo fue todo aquello, lo difíciles que fueron las cosas allí… Sobre todo, las dinámicas sociales dentro del ejército. Un infierno. Esto es una visión hollywoodiense de aquello: ningún miembro del equipo creativo, al menos que yo sepa, estuvo en la guerra de Irak ni tiene mis recuerdos. Tampoco es que no me parezca en nada al personaje. Al ser del mismo sector demográfico, existen coincidencias. Pero es todo muy extraño.

¿Es raro verse reemplazado por una versión más guay de uno mismo?

La gente me decía: ‘Oh, será genial, ya verás, todo el mundo adora a Tom Holland’. Es realmente surrealista. Me inquieta un poco, así que trato de mantenerme al margen. No tengo redes sociales. Si acabo sabiendo algo sobre la película, es siempre por terceras personas.

Hablamos cuando Joe Biden acaba de jurar su cargo como presidente de Estados Unidos. ¿Cuáles son sus esperanzas?

Por supuesto, es bueno que Trump ya no sea presidente. El problema es que ahora el presidente es Joe Biden, un tipo que ha institucionalizado la corrupción y que no está precisamente en la flor de sus días. Recuerdo cómo nos entusiasmamos con Obama. Y lo que conseguimos fue más de lo mismo. El tío se hizo rico, se dedicó a firmar contratos millonarios por libros, la CIA perdió los papeles, empezó el programa de ataques con drones… La intervención en Libia fue el momento más bajo, muy decepcionante. La gente quedó decepcionada por este hombre pulido y votó a este señor desastroso. Me perdí casi toda la era Trump, pero la toxicidad llegaba a todas partes. Desde la prisión no se nos escapaba cómo estaba tratando de coger un país de 300 millones de personas y darle una forma particular, convertirlo en una expansión de su propio ego. Ni siquiera sé si es consciente de lo que ha hecho con el país.

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