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Una odisea a los confines del universo

«Viaje al centro de un agujero negro» es un paseo desde los principios básicos de la Teoría de la Relatividad hasta las fauces de la bestia, donde la luz puede quedar atrapada y el espacio penetrar en los dominios del tiempo.

Una odisea a los confines del universo

El 10 de abril de 2019 un grupo internacional de más de 300 radioastrónomos, reunidos bajo el fascinante apelativo de «Telescopio Horizonte de Sucesos» (en inglés, Event Horizon Telescope, EHT), anunció que por primera vez habían logrado fotografiar la frontera de nuestro Universo.

El «horizonte de sucesos» es una superficie que rodea a un agujero negro y tiene la propiedad de que cualquier observador, cualquier fragmento de materia o pizca de energía que la cruza, queda atrapado para siempre en su interior. Otras fascinantes propiedades matemáticas de esa superficie, sin duda más complejas de interpretar, hacen que realmente se comporte como la frontera exterior de nuestro Universo o la entrada a otro que, aún siendo parte del nuestro, no hemos hecho más que empezar a entender, armados con las poderosas herramientas de la Relatividad General que Einstein presentó en 1915.

Además la «fotografía» tomada por la colaboración EHT es bastante más engorrosa de explicar que cualquier fotografía de las que tomamos cada día con la cámara de nuestro móvil. Para empezar, no se ha tomado con luz visible, sino con ondas de radio. Para continuar, la «lente» utilizada tiene el tamaño de todo nuestro planeta y para procesar la imagen se han utilizado algunos de los mayores supercomputadores disponibles. Y el zoom, la capacidad de aumento que nos ofrece la cámara, desafía casi cualquier intento de entenderlo: nos permitiría distinguir la estructura del ojo compuesto de una mosca posada en el pico del Benicadell desde Alfarrasí, a 10 kilómetros de distancia.

Algún lector se habrá sorprendido por este repentino cambio de enfoque en el texto, que me ha visto saltar desde lo más vasto del Universo a la cercanía de la Vall d´Albaida, sin solución de continuidad... Pues ese mismo efecto, pero de un modo mucho más conseguido, es lo que logra Iván Martí Vidal en este libro. Iván es un astrónomo (natural, efectivamente, de Alfarrasí) formado en el Grupo de Radioastronomía de la Universitat de València bajo la dirección de Jon Marcaide, y durante los últimos quince años ha trabajado en diferentes centros europeos con un objetivo central: perfeccionar los métodos de obtención y análisis de datos tomados con las mayores antenas del mundo, a fin de lograr información cada vez más fina y más detallada de los objetos celestes. Con esa experiencia no es de extrañar que fuera invitado a participar en la colaboración EHT, y tampoco que (como él mismo nos cuenta en el libro) algunas de sus ideas representaran puntos críticos en el camino que permitió combinar datos provenientes de instrumentos radicalmente diferentes en principio.

Hoy tenemos la suerte de que Iván trabaje de nuevo en València y tenemos la suerte de que le guste hablar y escribir sobre su trabajo en el Telescopio Horizonte de Sucesos. Pero, sobre todo, los lectores de la Colección Urania han tenido la suerte de que, además, lo haga bien.

Así, en poco más de 200 páginas, Iván Martí Vidal logra presentar de modo accesible los conceptos más básicos de la Relatividad General (aunque se «acobarde» y decida no mostrarnos la ecuación de campo de Einstein para no espantar a ninguno de sus potenciales lectores), consigue explicar dentro de ese marco qué es un agujero negro y dónde se pueden encontrar en el espacio, e incluso se arriesga (¡aquí sí!) a ilustrar los principios básicos de la interferometría astronómica, la técnica que permite maximizar la resolución de los radiotelescopios. Finalmente combina todo lo anterior para mostrarnos la ya mundialmente famosa imagen del agujero negro que vive en el centro de la galaxia M87, y su triunfo será que la mayoría de los lectores entenderán entonces que en ella hay mucho más que la borrosa imagen de «un donut».

Pero posiblemente lo que hace que este libro sea diferente a muchos otros de temáticas más o menos próximas es que en los últimos episodios Iván nos habla en primera persona de su experiencia en el seno de la colaboración EHT, de las reuniones, de los viajes, de las tareas, de las responsabilidades individuales y compartidas. De esta forma muestra al lector el funcionamiento interno de uno de estos grandes grupos internacionales, hoy en día responsables de la mayoría de los proyectos científicos de primer orden en casi cualquier rama de la ciencia.

No sería justo acabar esta reseña sin destacar también el aspecto puramente formal del libro: bien merecen una mención tanto la cuidada edición del equipo de la Institució Alfons el Magnànim como la calidad y la claridad de las ilustraciones de Pau Valls y las realizadas por el propio autor.

En resumen: cualquier lector que tenga interés en física básica y en astronomía, en la tecnología más puntera que lidera la investigación actual, o incluso en la sociología de la ciencia moderna, tiene aquí una oportunidad perfectamente accesible para acercarse y aprender. ¡Aprovéchenla!

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