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"Dedicarse a la fotografía es una profesión cada vez más heroica"

Cristina García Rodero

«Dedicarse a la fotografía es una profesión cada vez más heroica»

Ha visitado en varias ocasiones la India por diversos trabajos, pero en Anantapur no había estado hasta que viajó allí para ‘Terra de somnis’ en la primavera de 2015. ¿Qué impresión se llevó?

Es una zona fea, pero todo lo que tiene de feo su geografía lo tienen de hermoso sus habitantes. Hay gente entrañable, sencilla y humilde, con la que es fácil convivir y compartir. Y están llenos de alegría, ríen por nada.

Afirma que este trabajo le ha dado muchas lecciones, ¿cuál es la más importante?

La principal lección es el poder que tiene un soñador, un luchador que movido por una absoluta generosidad de ayudar a los demás es capaz, con sus palabras y sus actos, de contagiar a los demás sus energías y hacer realidad sus proyectos. Es tanto el bien que está haciendo la Fundación Vicente Ferrer que si dices que vas de su parte tienes las puertas de las casas, de los hospitales y de las escuelas abiertas. No ves la miseria por ninguna parte, ves que hay pocos recursos y que están bien aprovechados y que la gente vive con dignidad, con lo básico que se necesita para salir adelante.

¿En qué situación se encuentra la mujer en la India rural?

Está todo por hacer. La mujer está ninguneada, es ciudadana de segunda, sin derechos. Pasa del padre al marido y reina en su hogar, pero no tiene ni voz ni voto.

¿Pero desde 2001, que visitó la India por primera vez, habrá notado avances?

Por supuesto. La India va progresando, es uno de los países con mayor crecimiento económico después de China. Va a la cabeza en muchas cosas como medicina o informática pero hay aspectos, como la situación de la mujer, especialmente en las zonas rurales, donde queda muchísimo por hacer.

¿Cuál fue la mayor dificultad que se encontró a la hora de trabajar?

La luz, que era muy dura, y el estado de las carreteras, además de la forma en la que conducen allí, a mucha velocidad y sin apenas respetar las señales. Con la gente no hubo ningún problema, hubo un trato muy ágil, de mucha empatía por ambas partes.

Fueron 45 días de trabajo intenso, pero da la impresión de que se le quedaron cortos.

Me hubiera gustado haber dejado pasar un tiempo de reposo y haber vuelto a la India descansada, con más energía y a por más, con el ánimo de agrandar y enriquecer el trabajo. Mis proyectos son todos eternos, les dedico muchísimo tiempo porque siempre me parece que se pueden mejorar. Quizás es una virtud, pero también un defecto.

¿Qué es lo que le mueve a apretar el obturador?

Las emociones, ya sean positivas o negativas. Mi vida la quiero llenar de cosas positivas, pero también siento el impulso de apretar el botón ante la injusticia, ante las cosas que me chocan, me extrañan o que no comprendo.

Ha recorrido mucho mundo con su cámara.

Lo que te enseña salir de tu casa, de tu ciudad, es que como seres humanos todos somos iguales, aunque tengamos economías, paisajes y religiones distintas. Tenemos las mismas problemáticas y preocupaciones, como la salud, la enseñanza, el trabajo o que los hijos tengan mejor futuro que los padres y puedan tener una vida feliz.

Su trabajo tiene mucho de antropológico.

Mi interés siempre se ha centrado en la gente, en sus rituales y en sus tradiciones. Yo creo que en todas las civilizaciones y religiones lo más importante siempre ha sido el culto a los muertos, a los ancestros. Mi trabajo siempre ha ido en esa dirección, hacia la espiritualidad, pero también a todo lo contrario, a la carnalidad.

En 2005 fue la primera española en entrar a formar parte de la prestigiosa Agencia Magnum.

Estaba impartiendo un taller en València y allí coincidí con un compañero de Magnum de Estados Unidos que vio mis fotos y me propuso presentarme a la agencia. Él me dijo todo lo que tenía que hacer y otra compañera, Maya Goded, de México, cargó en una maleta todos mis libros y diapositivas. Fue un proceso de cuatro años. Es una selección muy dura. No pensé que fuera a entrar porque mi fotografía no es de prensa precisamente, pero la Agencia Magnum tiene un criterio muy abierto y buscan autores con personalidad, que tengan un lenguaje propio. Con el tiempo están entrando cada vez más mujeres y mucha juventud.

¿Cómo ve el panorama actual para los fotógrafos?

Mal, fatal, es horrible. Los periódicos no tienen dinero, no hacen encargos, los precios son infinitamente inferiores a los de hace más de diez años... Es una profesión heroica y cada vez la hacen más heroica y la verdad es que resistir en esta profesión es tener una vocación a prueba de todo y luchar, luchar y luchar y ser muy generoso con tu trabajo. No puedes tirar la toalla. Yo creo que el ser fotógrafo te hace ser un luchador y te hace entender la vida y yo creo que por eso tiene tanta aceptación entre la gente. Es un trabajo muy creativo, pero al mismo tiempo te abre los ojos ante el mundo y ante ti mismo. Habla mucho de ti, de qué te interesa en la vida. Vas a la fotografía porque te ayuda a descubrir el mundo, pero terminas descubriéndote a ti mismo. Yo me asombro muchas veces cuando veo algunas de mis exposiciones. Me admiro de haber sido capaz de hacer aquello sin economía, sin ayudas, sin hablar idiomas, sin conocer los sitios... Quizás la pasión por descubrir cosas, por hacer un buen trabajo, te hace que te esfuerces al máximo.

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