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Viva Media Vaca

No son estos tiempos muy propicios para elogiar lo vacuno. La carne de res es poco aconsejable para la salud, la producción bovina tiene efectos devastadores para el planeta y la llamada fiesta de los toros se está convirtiendo en un réquiem solemne. Por lo tanto, hagamos una proposición modesta y quedémonos con la mitad del animal.

El asunto viene a cuento porque el próximo martes la editorial valenciana Media Vaca recibirá el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural correspondiente al año 2018, concedido por el Ministerio de Cultura. El premio lo recogerán sus heroicos editores Begoña Lobo y Vicente Ferrer. La maldita pandemia ha obligado a retrasar un reconocimiento que, seguro, llena de alegría a todas las personas que aman los libros y han tenido la suerte de tocar, oler, mirar y leer algunos de los ejemplares que ellos han editado. Sí, porque los libros de Media Vaca están hechos con papeles y cartones que da gusto tocar y oler. Están bellamente ilustrados, maquetados y compuestos con hermosas tipografías. Y además sus textos, de géneros y autores bien distintos, son siempre interesantes.

Al mirar hacia atrás es imposible no citar algunos de los títulos publicados en estos veinte años de una trayectoria editorial marcada por la independencia: ‘Crimenes ejemplares’, de Max Aub, con ilustraciones de Ajubel, Miguel Calatayud, Max o Micharmunt, entre otros; ‘Seis barbas de besugo y otros caprichos’ de Ramón Gómez de la Serna, con dibujos de Alfredo; ‘Un perro en el grabado de Durero titulado «El caballero, la muerte y el diablo»’, de Marco Denevi con ilustraciones de Max; ‘Garra de la guerra’, de Glorias Fuertes, con ilustraciones de Sean Mackaoui; las ‘Cartas a Aldo Buzzi de Saul Steinberg’, seguidas de ‘17 Postales de tema Steinberguiano’ cruzadas por el propio editor Vicente Ferrer y el añorado museólogo Carlos Pérez; La antología ‘El Persa, ese desconocido’, escrita y dibujada por José Cardona, El Persa; Warszawa, de Grazka Lange; ‘Madame Leonarda’, de Artur Heras; ‘Panamá o las aventuras de mis siete tíos’, un poema relato de Blais Cendrars con ilustraciones Fabio Cimbres; o ‘La guerra ha terminado’, Alicante 1939, una selección de textos al cuidado de Begoña Lobo y Vicente Ferrer, con fotografías de José Mª Azkárraga…

La editorial ha ilustrado la nota sobre la concesión del premio con una «fantasía» de Alejandra Hidalgo. En ellas vemos la fotografía de un mastodóntico edificio que parece salido de la etapa más gloriosa de la arquitectura soviética y en el que sobre la columnata de un inmenso pórtico se alza una torre rematada por un cartelón que al modo del toro de Osborne culmina el edificio con el logo de la editorial. Y se me ocurre que el Ministerio de Cultura ya podía cambiar el beodo toro por la culta Mediavaca.

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