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Crónicas de la incultura

Sostenible

Fundeu es una organización, promovida por la agencia EFE y tutelada por la RAE, que se dedica a informar sobre las nuevas voces que emplea el personal, ya que las academias, al fin y al cabo organismos que se lo toman con calma, tardarán años en reconocerlas. Algunas de sus iniciativas constituyen verdaderas radiografías del estado de ánimo de la sociedad como la votación de la que sale «la palabra del año». Estas fueron las campeonas de liga desde que existe tan peculiar Champions Cup de vocablos usados por los periodistas: escrache (2013); selfi (2014); refugiado (2015); populismo (2016); aporofobia (2017); microplástico (2018); emoji (2019); confinamiento (2020) y vacuna (2021). Sobran comentarios: hemos pasado de un deterioro de los modales democráticos (escrache), al narcisismo tontorrón (selfi), a detectar en el otro una amenaza (refugiado), a darle respuesta política (populismo), a dotarla de legitimidad teórica (aporofobia), y a desviar balones fuera del área (microplástico), poniéndonos a jugar como los niños (emoji). Solo 2020 (confinamiento) y el recién terminado 2021 (vacuna) nos volvieron a la realidad: nos hemos pasado el año practicando cerrojazos, por lo que era previsible que vacuna triunfase sobre sus competidoras.

¿Y ahora qué? Esto no es como la liga, se parece más a la copa: en cada competición de las palabras no se mantienen casi todas los que participaron el año anterior, sino que el torneo está abierto a las categorías inferiores y no sería de extrañar que ninguna de las palabras que compitieron con vacuna se alzase con el título en 2022. Como lo propio de estas fechas es hacer pronósticos, voy a pronunciarme sobre la que pienso que tiene muchas posibilidades de ganar en el año que acaba de empezar: sostenible (en América prefieren sustentable). No es una palabra nueva, sobre todo su antónimo (posición militar insostenible, relación sentimental insostenible, etc.), pero en su acepción económica y ecológica sí que es muy moderna: «que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente». ¿A que están hartos de oírla / leerla? La razón es que encaramos un desastre monumental, del que la pandemia ha sido tan solo un benevolente síntoma de aviso, y varias de las palabras finalistas de 2021 ya apuntaban hacia ella (por ejemplo, carboneutralidad, desabastecimiento, ecoansiedad, megavatio). Hemos llegado a un punto en el que somos incapaces de sostener nuestro tren de vida y, sin embargo, tampoco nos sentimos capaces de renunciar a él. Dice la leyenda que Hércules sostuvo la bóveda celeste mientras Atlas le traía las manzanas del jardín de las Hespérides y que luego engañó al titán y consiguió que volviese a sostener el mundo. Me temo que lo nuestro es más complicado y que no servirá de nada autoengañarse.

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