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Dime que me lees

Por la rue Vilin

El 7 de julio de 1969, Georges Perec escribe una carta a Maurice Nadeau en la que le dice que ha escogido doce lugares de París donde ha vivido, o a los que le unen recuerdos particulares. Desde allí ha emprendido un gran proyecto literario. Ha decidido escribir cada mes la descripción de dos de esos lugares. Una de esas descripciones la hará desde el mismo lugar y será lo más neutra posible: enumeración de las tiendas, algunos detalles arquitectónicos, pequeños acontecimientos cotidianos. En una segunda ocasión, no importa desde donde (su casa, un café…), describirá esos lugares de memoria, evocando los recuerdos a los que están ligados y también las personas que ha conocido allí. Cada texto lo guardará en un sobre que sellará con cera. Al cabo de un año, tendría que haber descrito cada uno de esos lugares dos veces, una como recuerdo, otra como descripción real. Perec había empezado el proyecto en enero de ese año y debería haberlo terminado en diciembre de 1980, es decir doce años, hasta que los lugares hubieran sido descritos dos veces, en doce ocasiones. Para entonces tenía previsto abrir los 288 sobres sellados.

Perec no culminaría esta aventura literaria, pero sus herederos y la editorial Seuil han tenido el acierto no sólo de publicar los manuscritos de Lieux (La librairie du XXIe siècle) sino también, la generosidad de colgarlos gratis en la web Lieux - Georges Perec | Texte intégral (seuil.com) que permite una navegación tan divertida como sorprendente.

Paseo por uno de esos doce lugares, la rue Vilin, o lo queda de ella. Georges Perec vivió aquí de niño hasta que su madre lo mandó a Grenoble con un convoy de la Cruz Roja para librarle de la persecución nazi que a ella le llevaría a un viaje sin retorno a Auschwitz. La rue Vilin desapareció cuando se construyó el parque municipal de Belleville, pero la imagen de sus escaleras permanece en las fotografías de Robert Doisneau y de Willy Ronis. También, en algunos clásicos del cine francés como Bajo el cielo de Paris (Julien Divier, 1951), Acto de amor (Anatole Litvak, 1953), Orfeo (Jean Cocteau, 1956), o París bajos fondos (Casque d’or, Jacques Becker, 1957). Perec volvería a esa calle en W o el recuerdo de infancia (Menoscuarto) y Lo infraordinario (Impedimenta).

Las inmobiliarias se están comiendo Paris. Donde antes había librerías, hermosas farmacias y comercios tradicionales hoy venden apartamentos a precios exorbitantes. La especulación ha entrado también en el último reducto del París popular, el Belleville por el que deambulo estos días. Recorro también los lugares de Perec, sus páginas donde el tiempo se ha detenido, y compruebo que sólo la literatura es tangible.

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