Llegiu, llegiu, que el món s’acaba!

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba!

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba! / Álvaro Pons

Álvaro Pons

Sabido es que llevamos una temporadita movida en lo que se refiere a catástrofes variadas. Después de unas décadas de tranquilidad y parsimonia, parece como si la famosa profecía maya hubiera errado el tiro por una decadita (es comprensible, si nos cuesta acertar el tiempo a una semana, imaginen el apocalipsis a varios siglos vista), porque la cuenta parece no acabar: volcanes, emergencia climática, pandemias variadas y, por si hiciera falta, la guerra y el miedo nuclear vuelven a revolotear a ritmo de drones rusos. Así que, ya puestos a acabar el año pensando que lo de los propósitos para el siguiente mejor que dejarlos en barbecho por si no hay siguiente, lo que nos queda es lanzarnos al disfrute orgiástico que, como buenos bibliófilos, se traduce en la deglución pantagruélica de libros. Sirvan los siguientes como aperitivo apocalíptico adecuado para este fin del mundo en diferido que parece que nos toca vivir.

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba!

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba! / Álvaro Pons

Eso sí, lo primero, siempre, documentarse. Y nada mejor para eso que dos obras de espíritu divulgativo que ahondan en la terrible realidad a la que nos aboca el calentamiento global: En El mundo sin fin (Norma editorial, traducción de Daniel Cortés; edición en catalán de Finestres), el investigador que definió la huella de carbono, Jean-Marc Jancovici se alía con el dibujante Christophe Blain para hacer un recorrido por los retos que el uso desaforado de la energía está causando, con interesantes (y polémicos) planteamientos sobre el uso de la nuclear o el decrecimiento. Por su parte, Darío Adanti se viste de Carla Sagan para hacer una reflexión sobre este problema en El meteorito somos nosotros (Astiberri), con una perspectiva global y amplia que permite entender la urgencia del problema y la necesidad de cooperar para pararlo. Dos obras claras y didácticas que es necesario leer.

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba!

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba! / Álvaro Pons

Claro que, ya puestos a que esto sea imparable, mejor tirarse al río y decidirse por lecturas que nos vayan poniendo en situación: The nice house in the lake, de James Tynion IV y Álvaro Martínez Bueno (ECC cómics, traducción de Bárbara Azagra) es una obra sorprendente que pone el foco en un grupo de amigos misteriosamente reunidos en una apacible casa mientras el resto del mundo es desolado por una raza alienígena. El brillante trabajo gráfico del dibujante es perfecto para este viaje al abismo interior de unos personajes que deben descubrir qué hacen en esa burbuja perfecta en pleno Armagedón desatado. Una inquietante lectura que contrasta con la poética de Breve biografía del Robo Sapiens, de Toranosuke Shimada (Héroes de papel Comics, traducción de Gabriel Álvarez), que mezcla el canon robótico de Asimov con una lectura melancólica que entronca directamente con los relatos marcianos de Ray Bradbury para reflexionar sobre el fin de nuestra civilización. Aunque, quizás, el final de nuestros días tiene más que ver con el apocalipsis zombie, al que estamos ya acostumbrados desde los tiempos de Romero pero, quién sabe, en estos tiempos de Instagram plagado de adorables gatitos puede ser algo diferente: Night of the living cat, de Hawkaman y Mecha-roots (Panini Manga, traducción de Adrià Saborido) plantea un espeluznante apocalipsis gatuno donde el más leve (e inevitable) roce con estas encantadoras bolas de pelo transforma a los humanos en gatitos. Tan divertido como como irresistible.

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba!

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba! / Álvaro Pons

Aunque quizás, simplemente, quieran olvidar y lanzarse al delirio surrealista. Pues en ese casi, dense una zambullida desprejuiciada en Una tarde con Himmler (La Cúpula), en la que el dibujante Alfons López vuelve a adentrarse en el universo clásico de Bruguera con una historia que traduce el encuentro de Himmler con Franco en un ejercicio de puro desvarío en el que los personajes clásicos como las Hermanas Gilda, el reporter Tribulete o el loco Carioco se ven inmersos en una greguería sin fin donde solo el marxismo (el de Groucho, por supuesto) consigue imponer algo de…, bueno, algo, lo que sea, pero divertidísimo oigan. Y ojo: recuerde que en la locura hay siempre un poso de cordura.

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba!

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba! / Álvaro Pons

A disfrutarlo.

Llegiu, llegiu, que el món s’acaba!

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