De nombres y libros

Dos obras para reflexionar sobre nuestro hoy y, quizás, sobre un mañana cada vez más ignoto.

De nombres  y libros

De nombres y libros / Álvaro Pons

Álvaro Pons

En el relato La regla de los nombres, la escritora Úrsula K. Leguin imaginaba un mundo donde las personas reciben un nombre al nacer con el que son conocidos, pero solo cuando crecían recibían su «verdadero nombre», que debía mantenerse en total secreto por el infinito poder que tendrían sobre el individuo aquellos que lo descubrieran. La escritora usaría después esta idea como centro de su afamado ciclo de novelas de Terramar, donde la magia tomaba forma alrededor de ese secreto que se extendía a toda la existencia, seres vivos e inertes. El nombre dejaba de ser una identificación para convertirse en una identidad que definía no solo a la persona, sino a su espíritu, a lo que es realmente. En cierta forma, El gran vacío, de Léa Murawiec (Salamandra Graphic, traducción de Regina López; edición en catalán de Ed. Finestres con traducción de Marta Marfany) toma esta idea y la amplía en una sociedad distópica donde el poder de las redes sociales se lleva al extremo a través precisamente de la identidad que proporciona un nombre cuya «presencia», medida en forma de comentarios y citas, no solo define a la persona, sino su propia existencia. Perder «likes» ya no implica la invisibilidad de la persona y su aislamiento, sino su propia muerte física. En ese mundo, que tu nombre coincida letra por letra con el de una famosa artista puede ser un peligro mortal que solo puede combatirse buscando tener la máxima popularidad a costa de lo que sea, como le pasa a la joven Manel Naher. Un punto de partida original con el que Murawiec irá construyendo una contundente crítica de la realidad que nos circunda, de esa intimidad perdida en aras del like colectivo como prueba de existencia, de la necesidad imperiosa de ser parte de un grupo cuyo inmenso anonimato no importa, solo su respuesta con el dedo alzado. Una realidad que conforma lo que parece una nueva forma de relación personal, pero que en el fondo son solo datos que alimentan los ingresos de las inmensas corporaciones que las manejan. La dibujante apoya sus acertadas reflexiones con un impactante planteamiento gráfico que se sustenta con un blanco y negro teñido de notas de rojo y azul, creando patrones urbanos infinitos que sirven de espacio para espectaculares viñetas donde el dinamismo toma forma física. Ecos del manga de Yuichi Yokohama y del pop-art de Guy Peellaert se combinan a la perfección para crear una narrativa personalísima, potente y rotunda a la par que elegante y atractiva, combinando lo mejor de estilos tan alejados.

De nombres  y libros

De nombres y libros / Álvaro Pons

Un extraordinario debut que conecta las distopías tradicionales con la cotidianeidad de la sociedad construida alrededor de internet y en la que encontramos también relaciones en muchos de sus planteamientos con la inolvidable Fahrenheit 451 de Ray Bradbury: el escritor americano relacionaba el fin de los libros con una humanidad sometida a través de inmensos paneles de televisión que ocupaban toda la casa, con oscuros funcionarios controlando continuamente a las personas. En la obra de Murawiec se cambian los tamaños de las pantallas, pero se mantienen las infinitas y siniestras oficinas que controlan los nombres de todos los habitantes. El libro como constructor de sociedades, el nombre como frontera de la individualidad. Por acertada coincidencia, la editorial Planeta Cómic ha publicado casi simultáneamente la adaptación al cómic de la famosa novela de ciencia-ficción que firmada por Víctor Santos. Una espectacular versión donde el dibujante juega con la composición y el color para que la historia de Bradbury fluya desde las viñetas, navegando acertadamente entre el guiño cinematográfico al recordado filme de Truffaut y una potencia visual que bebe de referentes ilustres sabiamente asimilados como Frank Miller, Bruce Timm o Darwyn Cooke. Un gran trabajo del artista valenciano, que lleva años instalado con éxito en el mercado americano.

Suscríbete para seguir leyendo