reportaje
Las herederas de Oprah Winfrey
Reese Witherspoon, Jenna Bush, Dakota Johnson, Emma Roberts y Dua Lipa son algunas de las celebridades que han seguido los pasos de la presentadora, considerada la gran prescriptora literaria de EEUU, y han convertido su interés lector en negocios millonarios con cierta
pátina filantrópica, así como en piezas fundamentales dentro de la industria editorial.
ANNA MARIA IGLESIA
Han pasado 17 años desde que 2666 se publicó en EEUU. El martes 18 de noviembre de 2008, la novela de Roberto Bolaño llegó a todas las librerías estadounidenses con traducción de Natasha Wimmer, respaldada por los elogios de The New York Times, que de inmediato encumbró la obra póstuma del escritor chileno, así como por el entusiasmo de la famosísima presentadora Oprah Winfrey, que desde el primer momento expresó su admiración por el libro, mostrándose en público con un ejemplar de la novela, que recomendó también en su club de lectura. Winfrey jugó un papel clave en la promoción de Bolaño. No era, sin embargo, la primera vez que la mujer que durante décadas ha conseguido audiencias espectaculares con su programa se convertía en pieza fundamental en el éxito y en la consagración de un libro. Apenas un años antes, Winfrey incluyó en su club de lectura La carretera de Cormac McCarthy, novela publicada en 2006 y que, según los datos de Nielsen, tras aparecer en el club de la presentadora pasó de no llegar a los 200.000 ejemplares vendidos a superar el millón.
Se podrían poner más ejemplos, puesto que hablamos de un club de lectura que tiene una trayectoria de más de dos décadas en las que ha sido determinante y sigue siéndolo a la hora de encumbrar títulos y convertirlos no solo en los más vendidos, también en los más aclamados por la crítica. Winfrey fue pionera a la hora de poner el libro en el centro de sus multimillonarios negocios a través de un formato tan sencillo y –si se quiere– clásico como es el club de lectura. Sin embargo, ella le dio la vuelta hasta el punto de que para la industria editorial es una referencia ineludible: no hay editor ni agente en EEUU –y no solo en EEUU– que no esté atento a sus recomendaciones y que no haga todo lo posible para que sus autores y títulos lleguen a las manos del equipo de la presentadora y sean los afortunados elegidos. Winfrey fue pionera, efectivamente, y abrió camino a otras mujeres del mundo del arte y del espectáculo que han hecho de su interés lector un negocio más o menos filantrópico, siendo piezas fundamentales dentro de la industria editorial anglosajona.
Más allá del discurso
Fundado en 2017, el club de lectura de Reese Witherspoon también es un negocio que mueve millones. Su carácter gratuito, su voluntad por apostar por obras escritas por mujeres o por colectivos infrarrepresentados, tal y como se puede leer en su web, y su deseo de descubrir a autores nuevos que todavía no han tenido la posibilidad de ver publicados sus textos no deben llevar a engaño. La supuesta filantropía se queda casi exclusivamente en el discurso, porque en la práctica su club de lectura, al que están inscritas en torno a dos millones y medios de personas, es indisociable de The White Rabbit, la productora de la actriz, a través de la cual ella se queda con los derechos audiovisuales de los títulos que promociona y avala. Este fue el caso de Big little lies, obra que produjo y convirtió en serie de éxito.
Sin duda, el club nació de su pasión por la lectura y, sin duda, en la elección de los títulos hay un compromiso claro en torno a quién debe y merece ser dotado de altavoz. Sin embargo, pensarlo en términos exclusivamente filantrópicos es ingenuo: como Winfrey, Witherspoon ha colado más de uno de sus títulos recomendados, donde destacan las novelas románticas y de suspense, entre los más vendidos de la lista de The New York Times. Colocarlos en esa clasificación, sin embargo, no deja de ser una forma de garantizar el éxito de las adaptaciones audiovisuales que ella misma produce. «Witherspoon es muy lista», comenta Marina Penalba de la agencia Casanovas & Lynch, pues «se asegura así el first look de los manuscritos a los que va a dar visibilidad y se garantiza, además, tener en exclusiva los derechos audiovisuales». «En unos meses publicará una novela policiaca escrita junto a Harlan Coben. ¿Y qué hará? La recomendará en su club de lectura y, posteriormente, se encargará de la producción de su adaptación», añade. Sin duda, un negocio redondo.
Witherspoon no es la única que ha seguido los pasos de Winfrey. En las listas de envío de los departamentos de prensa de las editoriales encontramos más nombres, entre otros los de Jenna Bush, Dakota Johnson, Emma Roberts, Kaia Gerber y Dua Lipa. La hija del expresidente George W. Bush y copresentadora del programa Today de la NBC tiene un club de lectura a través del cual también ha conseguido situar más de 40 títulos en la lista de los más vendidos de The New York Times. Además, su influencia es tal que, hace apenas dos años, abrió dentro del grupo Penguin Random House un sello propio que acaba de presentar su primer título, Conform, una novela distópica con elementos románticos, ópera prima de Ariel Sullivan.
Por su parte, Dakota Johnson, hija de Don Johnson y Melanie Griffith, y Emma Roberts, sobrina de Julia Roberts, tienen sendos clubs de libros asociados a sus respectivas empresas de producción, Tee Time y Belletrist. Roberts, siguiendo el modelo Whiterspoon, ha adaptado al formato audiovisual dos de sus recientes recomendaciones, First kill y Tell me lies.
A diferencia de las demás, la modelo Kaia Gerber tiene también su club, pero no está asociado a productora alguna. Su actividad se centra casi exclusivamente en su cuenta de Instagram, donde tiene 10 millones de seguidores y en la que es habitual verla posando con libros o posteando entrevistas y material diverso asociado a libros y autores. Una de sus últimas publicaciones es una entrevista con la crítica Merve Emre en torno a Djuna Barnes, autora que se suma así a una lista de recomendaciones en la que se entremezcla la actualidad –véanse Sally Rooney y Chloe Benjamin– con clásicos contemporáneos como Harper Lee, James Baldwin y la mencionada Barnes.
«¿Esto lo hacen por simple interés por la lectura o porque les aporta algo? Es decir, el recomendar libros, ¿dota de un capital simbólico o de un valor añadido a sus figuras públicas?», se pregunta Penalba. De lo que no hay duda es que estas recomendaciones aportan al libro un valor añadido. La pregunta alude a una realidad que va más allá de esos clubs de lectura dirigidos por gente conocida: apunta al efecto que tienen esos personajes con eco mediático –de Patti Smith a Rosalía, pasando por Julieta Venegas– que muestran en sus redes sus lecturas. En este caso, el rédito económico es nulo, pero ¿y el rédito simbólico? La pregunta, de todas maneras, es doble: ¿quién tiene mayor rédito simbólico, quien recomienda o el libro recomendado?
Aumento de ventas
«El hecho de que Julieta Venegas recomendara en Instagram El día que apagaron la luz de Camila Fabbri tuvo cierta repercusión en ventas», admite la agente María Lynch, para quien es indudable la relación entre determinadas recomendaciones y el aumento de ventas. Venegas no solo recomendó la última novela de Fabbri, también El nervio óptico de María Gainza y la poesía de Elvira Sastre. «La importancia de estas recomendaciones se ve en el hecho de que cada vez que Rosalía sale en Instragam con un libro nos volvemos locos para saber qué libro es», añade la agente Maria Cardona, quien reconoce seguir de cerca los clubs de lectura de Winfrey, Witherspoon, Bush y Dua Lipa, y pide a las editoriales anglosajonas que les envíen los libros de sus representados.
«Yo represento a autores en todos los mercados, así que cuando uno de ellos publica en EEUU o el Reino Unido me preocupo de que desde las editoriales se envíe su libro a estos clubs, porque la repercusión que tiene participar en ellos es importante a nivel de ventas o popularidad». Cardona lo sabe bien, puesto que su autora Alana. S. Portero participó en el club de lectura de Dua Lipa con la edición inglesa de La mala costumbre. «El equipo de Dua Lipa es muy profesional. Estuvimos trabajando la entrevista varias semanas antes: se prepararon materiales, se hizo un video promocional… Y la entrevista fue estupenda», explica la agente. Y añade que, evidentemente, «el que Portero entrara en el club de Dua Lipa tuvo su repercusión, pero fue específicamente en las ventas de la edición inglesa. Aquí se comentó, salió algún artículo, pero no se notó a nivel de ventas». La cantante, además, patrocinó, no monetariamente pero sí desde la promoción –a través de sus redes y de su newsletter–, la presencia de Portero en el Hay Festival de Gales, así como su presentación en la librería Strand de Nueva York.
«La importancia de un patrocinio así es enorme –continúa Cardona– porque entrar en un mercado nuevo es complicado y más aún en EEUU, así que llegar patrocinada por alguien como Dua Lipa es un gran respaldo». El papel de la artista, cuyo territorio de influencia es más bien británico, recuerda en parte al que jugó Winfrey con Bolaño y nos remite a Patti Smith, cuya recomendación entusiasta de la narrativa de Mariana Enriquez tuvo una importante repercusión en ventas. «Y no fue solo Patti Smith, también Sarah Jessica Parker recomendó a Mariana. Algo así, evidentemente, ayuda mucho a nivel de ventas y de promoción», recalca María Lynch, destacando el gran número de clubs de lectura, encuentros y eventos virtuales en los que ha participado Enriquez, «una mujer muy generosa, cercana con los lectores, con un gran carisma y que, además, consigue que ningún acto ni ninguna presentación sean iguales».
La poesía completa de Arthur Rimbaud y de Hart Crane, la novela Exiled from Amsterdam del italo-americano Piero Heliczer (autor aquí no publicado), El acontecimiento de Annie Ernaux y Mercury de Anna Kavan son algunas de las últimas lecturas que encontramos en el Instagram de Smith, cuya figura, reconocida a nivel internacional, hace que unas palabras suyas en la solapa o en la faja de un libro funcionen como gancho para los lectores. Pero este caso es excepcional, puesto que, como recuerda Maria Cardona, «las recomendaciones de Winfrey o Witherspoon tienen repercusión en EEUU, pero no aquí. Aquí nos faltan figuras de este tipo que tengan su club de lectura».
Es cierto que a las editoriales llegan cada vez más manuscritos provenientes del mercado anglosajón en cuyos informes los agentes señalan si han sido recomendados por algún famoso o han aparecido en las redes de tal otro. Pero estos datos, si bien no se pasan por completo por alto, no son determinantes, porque, en realidad, al lector medio en España no le dicen nada los clubs de lectura de Jenna Bush, Whinterspoon o Winfrey. En el mercado español influye más un post de Rosalía. Sin embargo, éste no tiene la influencia que sí poseen todos esos clubs de lectura anglosajones que, más allá del amor por los libros y cierto carácter filantrópico, son negocios que generan dinero, puestos de trabajo y que se han convertido en piezas indispensables dentro del mercado del libro.
¿Y en España, qué?
A. M. I.
Es indudable que en España los clubs de lectura han ido adquiriendo cada vez mayor protagonismo y, sobre todo, una destacada capacidad de intervenir e influir en los gustos de los lectores, desde que la crítica literaria ha perdido presencia en la conversación pública. No hay librería que no tenga su propio club de lectura y las editoriales insisten a sus lectores en la importancia de participar en ellos, ya sea de manera presencial o virtual, puesto que es precisamente ahí y a través del boca a boca donde se generan los éxitos editoriales. Tampoco hay que pasar por alto el fenómeno TikTok, pues es dentro de esta red social donde las obras de carácter más comercial, así como la narrativa young adult, encuentran su mayor motor de promoción.
Sin embargo, en España no existen grandes clubs de lectura mediáticos al estilo norteamericano; aquí no tenemos figuras como Oprah Winfrey, Reese Witherspoon y Dua Lipa que no solo convierten el libro en una forma de negocio, sino que consiguen reunir en torno a la lectura de una novela a miles y miles de personas.
«Siempre digo que la única que podría hacer algo así es Rosalía», comenta la agente Maria Cardona. Muy probablemente, hoy en día la cantante de Sant Esteve Sesrovires es la figura con más potencial en el campo literario en castellano y, al mismo tiempo, con eco en otros mercados, particularmente el anglosajón, capaz de convertir un título en una referencia ineludible para los lectores. Pero, por el momento, hay que conformarse con tratar de descifrar los libros que aparecen en su cuenta de Instagram. Quién sabe si en un futuro seguirá los pasos de Dua Lipa.
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