Mi amigo el dictador
Kem Suk Gendry-Kim consigue que su relato de la biografía de Kim Jong-Un configure un termómetro de la realidad y una oportunidad para repensar conceptos

Mi amigo Kim Jong-Un
Álvaro Pons | Noelia Ibarra
El ensayo parece haber encontrado en el cómic un potente aliado, capaz de condensar y sintetizar horas de investigación desde la potencia del lenguaje visual de las viñetas, sin perder rigurosidad y ganando en impacto. Sin embargo, el noveno arte lleva explorando caminos alejados de la ficción desde casi sus inicios, jugando con naturalidad con géneros como la biografía, por ejemplo, donde la historieta ha rastreado formas tan variadas como la colección que ya en los años 50 editaba la editorial mexicana Novaro bajo el título Vidas ilustres o la nueva novela gráfica de Kem Seuk Gendry-Kim, Mi amigo King Jon Un (Reservoir Books, traducción de María Rosario Albarracín en castellano y Yasmine Bonjoch en catalán).
Frente a la hagiografía entregada de hace décadas, la coreana vuelve a desplegar esa capacidad demostrada en otras obras como Hierba o La espera para investigar el pasado desde el compromiso personal, en esta ocasión reflejada en su aproximación a la figura de un personaje tan misterioso como carismático: el dictador norcoreano Kim Jong-Un. Una compleja tarea que requiere enfrentarse tanto a la reescritura sistemática de la historia practicada por el régimen para presentarlo como un héroe mitológico, como a la realidad de una imagen creada desde la propaganda de una sociedad condicionada desde la infancia por el enfrentamiento con el vecino. Sabedora de que los materiales con los que trabaja resultan sospechosos de manipulación, Gendry-Kim profundiza en el personaje desde diferentes perspectivas, desde los datos conocidos de la infancia y juventud al relato configurado a través de norcoreanos que han escapado del régimen, políticos o especialistas, conformando poco a poco un perfil que excede al del personaje para definir a toda la sociedad de dos países.
El camino paralelo va definiendo la realidad del dictador, pero simultáneamente deja fuera los lugares comunes y los estereotipos establecidos, comenzando por esa teoría de la reunificación de dos ‘pueblos hermanos’ que ya no pueden ser considerados como tales: el tiempo los ha separado hasta crear sociedades muy diferenciadas, muy apartadas de las imágenes preconcebidas difundidas.
La autora acierta al evitar la fácil identificación maniquea para construir un retrato psicológico que no evita los datos conocidos, sino que los contextualiza como forma de entender una deriva personal que ha arrastrado a dos sociedades tras él, pero sin esconder la cara más amarga, en forma de purgas o la situación de la mujer en el país. Las declaraciones de desarraigo de los norcoreanos que pudieron llegar al sur constituyen una bofetada de realidad ante el descubrimiento de las miserias escondidas en ese deslumbrante occidente, pero también una puerta abierta para analizar esas migraciones que definen patrias mutantes y la aleatoriedad de nacer a uno u otro lado de la línea geográfica que asigna la pertenencia a un colectivo. La historia del pequeño huérfano Pepino, que de niño fue llevado a Colombia y criado allí resulta demoledora como metáfora del desarraigo y la dificultad de definirse en función del concepto de patria, de cómo los discursos tradicionales se diluyen frente a un patrimonio sociocultural y una lengua como vínculos de pertenencia a los espacios que habitamos. Pero la autora no olvida tampoco la actualidad de dos sociedades que viven en la constante paranoia de una guerra percibida como próxima en todo momento, la realidad construida alrededor de un día a día que contribuye a la creciente exasperación y muestra el alejamiento entre las percepciones generadas desde oriente y occidente de esta situación en un momento donde todos los miedos del pasado parecen renacer.
Kem Suk Gendry-Kim consigue que su relato de la biografía de Kim Jong-Un configure un termómetro de la realidad que vivimos y, también, una oportunidad para repensar muchos conceptos asumidos como establecidos.
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