Cada vez son más las personas que deciden practicar deporte para mantener una vida saludable. Ir al gimnasio, patinar, jugar a pádel o fútbol... Cualquier propuesta es buena, pero salir a caminar o correr ha ganado adeptos en los últimos años.

Ambas propuestas producen reducciones de riesgo similares, según se recoge en un estudio realizado por el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de California, en el que han participado 33.000 corredores y 16.000 caminantes.

A nivel físico, corriendo se consumen el doble de calorías que andando, es decir, que para obtener los mismos beneficios el caminante deberá invertir el doble de tiempo.

A nivel psicológico también existen diferencias ya que mientras los corredores experimentan una sensación de euforia que les hace ir a más, andando todo sucede a otro ritmo ya que, además, se ven cosas que pasarían desapercibidas cuando se practica 'running'.

Hay que tener en cuenta que la elección entre caminar o correr va a depender de varios factores, entre ellos la condición física y los intereses personales. Y es que una persona con problemas de articulaciones preferirá, por ejemplo, andar ya que correr es un deporte de impacto en el que las articulaciones sufren más, sobre todo las rodillas.

Caminar es la actividad ideal para las personas que quieren iniciarse en el mundo del 'running' o para aquellas personas que deben realizar deporte por prescripción médica ya que esta actividad reduce el riesgo de ictus y Alzhéimer y, al mismo tiempo, ayuda a despejar la mente y preservar la memoria. Además de que reduce el riesgo de desarrollar hipertensión, el riesgo de colesterol, la diabetes y las enfermedades coronarias.

Los beneficios de andar son mayores cuanto mayor es la distancia recorrida.