La llegada de la democracia no sólo ha dado voz a la ciudadanía de El Camp de Morvedre y ha impulsado su progresiva participación en todos los aspectos de la vida cotidiana, incluso con referéndums en pequeñas poblaciones para decidir cuestiones como el rediseño de una plaza, el cambio de nombre del pueblo entero o de una calle. En estos 40 años en los que la inmigración se ha ido normalizando hasta en los pueblos de menor tamaño, se han tejido fuertes alianzas entre los municipios de la comarca hasta dar lugar a las mancomunidades de La Baronia y Les Valls e incluso la que ahora está en ciernes, para que englobe a toda la comarca. Además, a parte de una gestión conjunta del agua potable y de la basura, ya hay proyectos comunes como el actual Plan de Dinamización Turística, una iniciativa pone su foco tanto en las playas de primer nivel de Sagunt y Canet d'En Berenguer como en el enorme patrimonio histórico-industrial, los atractivos que ofrecen la sierra Calderona y las marjales o la amplia oferta, tanto educativa como cultural.

Ese trabajo conjunto estaba bien lejos hace 40 años, cuando el mayor elemento común de Sagunt con sus vecinos era el agua, para consumo humano o para el riego. Ahora, en cambio, hay muchos más nexos que la Sèquia Major de Sagunt que agrupa a los regantes de la cuenca baja del Palància y se preocupa tanto por el pantano del Regajo como de la presa de Algar del Palància, un embalse que fue solo un sueño durante un siglo y finalmente se acabó poco antes de que la severa riada del año 2000 confirmara su decisivo papel a la hora de laminar avenidas.

La creación de mancomunidades fue decisiva a nivel administrativo para compartir prestaciones a varios niveles que de otro modo las pequeñas poblaciones nunca hubieran podido ofrecer, sobre todo en servicios sociales. Pero, en el día día, la puesta en marcha de infraestructuras educativas comunes a varios municipios y del hospital comarcal favoreció esa mayor unión que fue avanzando a base de mejoras en las comunicaciones por carretera, sobre todo, con la apertura de la autovía a Teruel en 1999, que acabó con un tráfico infernal en muchas localidades de La Baronia y amplió las posibilidades de toda la comarca: Fortaleció a Sagunt como polo industrial y comercial, convirtió su costa y la de Canet d'En Berenguer como «las playas de Teruel» y propició que la mayoría de pueblos de La Baronia sean enclaves perfectos para vivir y veranear tranquilamente aunque se trabaje a una cierta distancia, pues las buenas carreteras siempre la acortan. También Les Valls, Petrés y Segart ganaron mucho con la mejora de sus accesos, al igual que Canet.

Precisamente esta última localidad costera es la que más ha cambiado en todos estos años por detrás de Sagunt, después de la construcción del puerto deportivo Siles, su paseo marítimo, su depuradora y una expansión urbanística sin igual que, junto al mimo de su fachada marítima, le ha hecho situarse como enclave vacacional de primer orden y crecer en población estable.

Aquel crecimiento fue iniciado por el que fue su primer y más «longevo» alcalde democrático, Enric Altabella (EU). No obstante, alcanzó dimensiones inesperadas en la época del «boom urbanístico»; una apuesta no exenta de polémica que acabó suponiendo el primer escalón a la cima del éxito de un entonces joven empresario del Port de Sagunt, Enrique Bañuelos, el fundador de la fulgurante compañía Astroc cuya cotización en bolsa acabó estrellándose sin que él llegara a sucumbir.

No obstante, el mayor «pegamento» a nivel comarcal ha sido hasta ahora el agua potable. La concesión de un metro cúbico de agua por segundo del canal Júcar-Turia fue una de las compensaciones que recibió Sagunt en la época de la reconversión industrial. A ella le siguió la construcción de una planta potabilizadora, además de unas costosas conexiones que han permitido generalizar el suministro y llevarlo incluso a la vecina Almenara.

De hecho, en el seno del consorcio del agua es donde ha fraguado la idea de crear una mancomunidad comarcal que incluya a esta localidad castellonense y permita abordar otros servicios, desde la creación de un refugio de animales de ese ámbito a la extensión a los pequeños pueblos de la atención que ya presta Sagunt a las víctimas de violencia de machista.

Pero además, la comarca puede presumir de una planta de tratamiento de residuos ubicada en Algímia d'Alfara que es referente a nivel internacional y enlaza con ese mensaje de sostenibilidad que cada vez va calando más; una apuesta con mucho margen de mejora en el transporte público y otros ámbitos pero que es clara a la hora de buscar un turismo de calidad. Un turismo que llegue atraído por esta zona rica en patrimonio que la crisis del ladrillo alejó de ambiciosos PAI con campo de golf y que lleva años queriendo hacer de la naturaleza un gran aliado.