E n 2019, la Conselleria de Obras Públicas ha aprobado la ampliación a tres carriles de la CV-35 entre La Pobla de Vallbona y Llíria, además de convertir en autovía, con dos carriles, el tramo entre Casinos y Losa del Obispo. Una carretera en perpetua expansión, que traspasa, de principio a fin, una veintena de municipios de tres comarcas. Las más beneficiadas son Camp de Túria y Los Serranos, que han visto, cada una a su manera, cómo la carretera que en su día fue el «Camino Viejo de Llíria» les acercaba a los servicios que ofrece la ciudad. El alcalde de Llíria, Manuel Civera, introduce ésta como una de las principales mejoras que trajo la democracia local. La carretera, junto al Hospital de Llíria, es referencia para ambas comarcas.

En el caso de Riba-roja de Túria, el otro gran núcleo urbano del Camp de Túria junto a La Pobla de Vallbona y Bétera, su alcalde Robert Raga explica que pese a que la CV-35 no afecta directamente a la localidad, es indispensable para algunas de las urbanizaciones con las que cuenta el municipio, como Els Pous, Mas de Traver o València la Vella, que colindan con l'Eliana y que tienen un acceso casi directo con la CV-35. No obstante, Raga añade que el desarrollo municipal no solo vino con la autovía, sino que en el caso de Riba-roja, la remodelación de la A-3 y el baipás de la A-7 han sido fundamentales para desarrollar la zona industrial junto a Loriguilla que aglutina a más de 800 empresas, «un área logística muy potente que emplea a parte de los vecinos de la comarca y a otros tantos de l'Horta Sud».

Otro de los revulsivos que han contribuido al desarrollo de toda esta zona ha sido el acondicionamiento del Parque Natural del Túria, que en 2011 pasó a ser un referente de turismo en el área metropolitana de València. Camp de Túria se ha convertido en una alternativa habitacional para la capital. En el caso concreto de Riba-roja, su población ha pasado de 9.000 habitantes en 1999 a 23.300 que están censados en la actualidad.

Precisamente el censo es uno de los problemas más graves que acucia a Los Serranos. «La despoblación es consecuencia de la falta de inversión», asevera Melanio Esteban, alcalde de Higueruelas. Es optimista: la comarca ha avanzado a pasos agigantados en cuatro décadas. «Se han mejorado las infraestructuras, con la CV-35 que ahora llegará como autovía hasta Losa». Esteban añade las inversiones sociales como polideportivos, colegios e institutos y auditorios, además de los centros de salud.

Además, destaca la autonomía local como el gran avance de la democracia para decidir «qué modelo de pueblo queríamos ser», pese a que en los años 80 «quisimos ser pueblos urbanitas» en la arquitectura y ahora cada pueblo ha «perdido su personalidad».